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Actividades del profesor

Publicado por Hilda Fingermann

El profesor en la enseñanza tradicional tenía un rol protagónico, era el poseedor del saber que debía transmitir a sus alumnos que lo recibían en forma pasiva, receptiva, sin cuestionamientos. La palabra del profesor era “palabra santa” y debía repetirse casi al pie de la letra.

Actualmente el alumno es el forjador de su propio conocimiento y pasó a ser él el protagonista del proceso educativo. Sin embargo no debemos olvidar que el maestro continúa siendo de gran importancia, ya no como el monopolizador del saber sino como un orientador capaz, responsable, conocedor del tema que guíe la embarcación hacia el rumbo correcto.

El alumno es el aprendiz, y sólo será capaz de dirigirse a sí mismo paulatinamente, una vez que haya incorporado las enseñanzas del maestro, que lo hará en forma de ayuda cuando sea necesario, y la retirará cuando observe que los educandos ya están maduros para valerse solos.

Es una tarea que importa un gran sentido común y una gran generosidad, para transmitir todo lo que sabe, aceptando críticas fundadas, para construir una mente abierta en sus alumnos, y razonar con ellos, compartiendo espacios e ideales, conjugando expectativas, y motivando constantemente para que la tarea de aprender resulte una aventura.

La actividad del profesor es asumir el rol del adulto que planifica las tareas, transmite los objetivos, descubre los conocimientos previos de sus alumnos, para anclar en ellos lo que se desea agregar, los motiva, pone límites, los escucha, armoniza situaciones de tensión, explica lo que no se comprende, enseña a aprender mediante la transmisión de distintas estrategias y desarrolla el espíritu crítico, se capacita en contenidos y nuevas herramientas, todo en pos de la formación de seres humanos íntegros.