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Estrategias de comprensión lectora

Publicado por Hilda Fingermann

La UNESCO demostró en un estudio realizado a estudiantes de 15 años en el año 2004, de 41 países, que pocos poseían comprensión lectora, o sea, la aptitud de comprender lo que se lee. Sin embargo, esta es una de las funciones primordiales de la escuela: que el alumno sea capaz de traducir lo que lee en representaciones significativas y que pueda verbalizar explicando lo que significa aquello que leyó. Esto le permitiría adquirir herramientas para ser un estudiante autónomo y un ser humano pensante, y capaz de interpretar noticias periodísticas, contratos, consignas de formularios, además de textos informativos.

El lector no debe ser un sujeto pasivo al leer, sino que debe comprometerse activamente e interactuar con lo que lee.

La enseñanza de la comprensión lectora es una tarea interdisciplinaria, ya que no solo se trata de leer un cuento, o una novela, o una poesía y poder explicarlos, sino también de entender una consigna matemática, o un texto de ciencias o un discurso político. Todo texto sirve para los fines de la comprensión lectora. Lo que no contribuye a ello es tomar el texto como contenido vacío, como cuando le indicamos averiguar sobre un cierto tema y se limitan a copiar la información del libro, sin saber que expresa ese conjunto de letras, o copian y pegan el contenido de algún sitio de Internet.

Comprender un texto es desentrañar su sentido, para lo cual lo primero que debe hacerse es recurrir al diccionario para poder entender el significado de las palabras usadas, y a partir de allí descubrir o inferir informaciones, y relacionarlo con otros contenidos ya conocidos.

Lo más difícil de captar es la atención, tanto si el texto es leído por un tercero (el docente o un compañero) o por el propio alumno. Prestar atención por un lapso prolongado es una tarea que a los niños y adolescentes les cuesta mucho. Por esa razón el texto debe ser lo suficientemente atractivo para motivar al alumno

Es conveniente que el texto sea leído primero íntegramente, que se subrayen las palabras desconocidas, para averiguar su significado, y luego, buscar el tema de que se trata, principal y secundarios a efectos de hacer una síntesis. Luego se podrán formular hipótesis, anticipándose al texto, hacer inferencias, y una crítica fundada de la lectura, y en ciertos casos ilustrarla, lo que resulta muy favorable para la comprensión. Si se trata de una obra literaria, es muy provechoso representarla escénicamente. También se deben hacer preguntas sobre la lectura, que pueden partir del docente o formularse entre los propios compañeros, y dialogar sobre las distintas opiniones que el texto suscitó.

Los textos literarios con final abierto son muy interesantes para ser usados como motivadores para que el alumno se involucre, pues para darle el final que él elija debe entender de qué se trató la lectura, y tomar posición frente a ella.