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Evaluación docente

Publicado por Hilda Fingermann

En Argentina, en las postrimerías del año 2011, el Ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, en uno de los primeros hechos de suv gestiñon acompañando la segunda presidencia de Cristina Fernández anunció que el próximo año se realizará una evaluación docente con el fin de mejorar la calidad educativa. Los gremios docentes ya manifestaron su oposición. Aparentemente la finalidad es llegar a un diagnóstico de quienes son y cómo están preparados aquellos que tienen en sus manos la difícil y comprometida tarea de educar, para apuntalar sus debilidades, y que el sistema educativo mejore. Se dejó bien claro que no se establecerá, como sucede en otros países de América Latina, como Chile, Cuba, Bolivia o México un sistema de premios y castigos, y que la estabilidad laboral se encuentra garantizada.

Los docentes ofrecen resistencia a ser evaluados, en una sociedad donde su prestigio ya ha ido decreciendo, ahora parece sospecharse sobre sus condiciones como educadores, pues se ve a la evaluación como una instancia “para buscar errores” “para criticar” “para descalificar”, cuando se debería estar seguro de que se está trabajando bien, y que la evaluación será una herramienta más de perfeccionamiento docente. Habrá que esperar para ver cómo se instrumenta.

Es común que cada institución educativa, a través de sus directivos, realice controles sobre el trabajo áulico, pidiendo cuadernos o carpetas a los alumnos, u observando clases, y al final de cada año, los docentes reciben por ello, y por su cumplimiento y capacitación una calificación; pero al ser evaluados por los mismos directivos, que son a su vez compañeros de trabajo, en general, salvo casos muy puntuales, su calificación es de excelente.

En Chile, que practica desde 2004 la evaluación docente, solo un 4 % de los maestros evaluados han recibido una mala calificación, pero aunque sean muy pocos, si reprueban tres veces la evaluación, luego de ser capacitados, ven comprometido su trabajo, lo que suma un nuevo motivo de stress a la ya complicada tarea docente. Bolivia y Cuba siguen un sistema similar. Tampoco fue un indicador de que la baja calidad de la educación chilena se deba a la falta de formación de los profesores, pues la mayoría fueron evaluados en forma satisfactoria o excelente. Estos recibieron un mes de sueldo como premio.

En estos países, ¿volvieron al sistema conductista de premios y castigos que no queremos que los docentes apliquen con los niños?