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Evaluación psicopedagógica

Publicado por Hilda Fingermann

Cuando hablamos de evaluación psicopedagógica nos referimos a los cambios cognitivos y de conducta que se operan en cada alumno como consecuencia de los efectos que produce en él el proceso educativo. Su fin es valorar las estrategias empleadas, con el fin de seguir aplicándolas si han resultado efectivas o modificarlas en caso contrario. Cada alumno es un individuo con necesidades particulares, y es posible que en uno o algunos casos concretos haya que adaptar la metodología utilizada a ese caso particular, siendo válida la forma de aprender para el resto del grupo de alumnos.

La evaluación en general, sirve como parte del proceso educativo para corregir el plan durante la marcha, teniendo en consideración los objetivos propuestos. El docente debe referir esta finalidad a los alumnos para que no se sientan objeto de acoso, sino que la finalidad es en pos de que se logre en ellos una mejor formación integral, estimulando además de la evaluación externa, por parte de los docentes, la autoevaluación, que permite conocerse y formarse como estudiantes autónomos.

Tampoco debemos entender la evaluación como la tradicional prueba escrita, que generaba temor e inquietud y que muchas veces se aplicaba como castigo. Era frecuente escuchar “Como se portaron mal, saquen una hoja y escriban la lección del día”, en una práctica eminentemente conductista de premios y castigos, y no utilizada la evaluación como instrumento de aprendizaje, ni menos aún sirve para detectar algunos problemas concretos de aprendizaje.

Una vez que aparece algún problema en ciertos alumnos debe intensificarse la búsqueda de posibles causas de los escollos verificados, indagando en sus conocimientos previos, su desempeño anterior, y su contexto familiar y social, además de verificar si las falencias son puntuales o en todas las asignaturas.

Se debe tener en cuenta que los test para medir la inteligencia ya no son tenidos en cuenta con la rigurosidad de épocas pasadas, pues debe tenerse en cuenta las inteligencias múltiples que posee el alumno para aprovecharlas a fin de incentivar sus aspectos positivos y destacados, con el fin de reforzar su autoestima, para trabajar luego los aspectos que aparecen como deficitarios. El equipo de orientación escolar es el particularmente encargado de ocuparse de estos casos particulares, ante las inquietudes referidas por los docentes.