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Iván Illich y la desescolarización

Publicado por Hilda Fingermann

Iván IllichTodos estamos seguros de que la escuela es una institución fundamental para la sociedad; transmisora de cultura, valores y un lugar de encuentro social ¿Alguien pensó en que las escuelas deberían desaparecer? Sí.

El pensador austriaco de ideología anarquista, Iván Illich (1926-2002) es el autor del libro “La sociedad desescolarizada” publicado en 1971, luego de debates que mantuvo con Everett Reimer, sobre educación y escuela; donde niega la posibilidad de la educación universal y considera a la escuela de las sociedades modernas como un instrumento de adiestramiento e incitación al consumismo, especialmente para los alumnos pobres, cuya educación no logra mejorarse a pesar de las grandes inversiones públicas, pues el gasto ha sido mal distribuido.

Pero fundamentalmente el fracaso de la escuela se dá porque el niño pobre carece de las oportunidades que tienen los niños ricos: bibliotecas en su hogar, vacaciones, conversaciones y estimulación en sus casas, etcétera. Otra realidad: los niños pobres desertan del sistema a temprana edad.

Illich propone el retiro de la ayuda oficial a las escuelas, pues según este autor el aprendizaje es casual y no programado, y se aprende más fuera de la escuela que dentro de ella. Toda reforma a la institución escolar es vana, simplemente la escuela (como otras instituciones) debe desaparecer.

En el mundo industrializado y consumista, la escuela es una industria más, que vende saber, donde el equipo docente actúa como empleado de otros empleadores en una organización burocrática cuyo producto es la dación de títulos que no acreditan competencias reales.

Propone lograr el autoaprendizaje y hallar la fórmula educador-educando entre alguien que desee enseñar, y otro que quiera aprender, estableciéndose redes de contacto, sin tener que estar “atados” a un programa obligatorio, en un marco de libertad, y pudiendo acceder a las fuentes de conocimiento y a los recursos necesarios a cualquier edad, eliminándose los títulos o diplomas.

¿Las escuelas existirán siempre? No lo sabemos, pero por el momento son muy necesarias, ya que la confianza excesiva en la motivación humana de aprender no se corresponde a la realidad, donde la desmotivación es moneda corriente. Además se limitaría el aprendizaje solo a los intereses del aprendiz, mientras que muchos aspectos de la cultura quedarían soslayados.