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La escuela y la cuestión social

Publicado por Hilda Fingermann

La escuela y la cuestión socialLa sociedad del mundo capitalista se divide en ricos y pobres, incluidos y excluidos; entre los que nacieron destinados a gozar de todos los derechos y ocupar posiciones de privilegios; y aquellos otros que por obra del azar nacieron en hogares con familias que no estaban prepararlos para protegerlos y educarlos.

La educación es el medio que tienen aquellos que pertenecen a sectores vulnerables para poder salir del círculo de pobreza, para aspirar a crecer intelectual, moral y económicamente; en pos de un futuro individual y social más próspero. Muchas familias angustiadas por la falta de trabajo, de vivienda y de medios económicos en general, se desviven por brindar a sus hijos el apoyo moral que necesitan para salir adelante, educándolos en valores positivos donde priman el esfuerzo, el trabajo, el respeto y la dedicación. En estos casos en los que solo falta el aporte económico es el Estado el que puede solucionar al menos en parte este problema, mediante subsidios y planes sociales, en pos de una justa distribución de la riqueza. Esos niños, ahora con el aporte del Estado, que no es una caridad sino un derecho, podrán asistir a las escuelas y con su propia dedicación y el acompañamiento familiar, superarán la situación.

El problema más grave está en esos niños que no poseen contención familiar, que viven en hogares donde no se cultivan valores positivos y donde el aporte del Estado no es usado para su destino prefijado. Estos niños se incorporan al sistema solo como una obligación para la obtención del beneficio económico público que no cumple la función real de educarlos, además de hacer entrar en el sistema a alumnos que solo van a molestar pues no tienen motivación de aprender pues los ejemplos que los rodean del mundo adulto no son buenos. En estos casos el rol del Estado debe ser mucho más amplio, a través de asistentes sociales, gabinetes psicológicos, sistemas de tutorías. Los niños no pertenecen a sus padres en calidad de objetos, son sujetos a los que se debe defender si son atacados, incluso si la agresión física, moral o de abandono proviene de su propia familia. Es función del Estado crear escuelas de doble jornada para contener y crear buenos hábitos para esos niños y obligar a los padres a cumplir con sus deberes de protección y educación moral, pues la patria potestad solo es un derecho cuando se cumplen los deberes que comporta. No es posible conformarse con que el alumno esté unas pocas horas en la escuela sin aprender porque está con hambre o con sueño porque lo hicieron trabajar, o con recuerdos de gritos y golpes a los que es sometido; y luego vuelva a su casa a sufrir esos vejámenes, ya que ese niño no podrá tener un futuro mejor por más ayudas económicas que reciba su «familia».