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Estudiar para aprender

Publicado por Hilda Fingermann

Lo ideal es que el estudiante arribe al material de estudio motivado internamente por sus propios deseos de conocer (motivación intrínseca) y no porque lo necesita para aprobar la materia, para sacarse una buena nota, porque le han prometido un regalo, o por temor a la reprimenda de padres y docentes (motivación extrínseca). Esto es así pues el interés por el conocimiento en sí mismo, y la necesidad de progresar cognitivamente son los elementos que priman en un buen estudiante que se esforzará por comprender lo que trata de incorporar a su mente y no de repetirlo sin sentido, pues la finalidad en este último caso, no es saber, sino “tener” (notas, aprobación, premios) o evitar (castigos).

El conocimiento obtenido porque se estima útil, interesante, grato o valioso será significativo y se albergará en la memoria a largo plazo, siendo posible recuperarlo fácilmente mediante la evocación. El logrado con un fin utilitario, como medio para lograr un fin distinto (aprobar, premios, evitar castigos…) se olvidará tan pronto como el propósito real sea logrado.

Ya Sócrates había expresado que el sabio es aquel que está en la búsqueda constante del conocimiento, quien investiga curiosamente la realidad no teniendo nada por certero, sino que continúa aprendiendo durante toda la vida.

Desde la familia y desde la escuela se puede hacer mucho por incentivar a los alumnos a que estudien para aprender como fin en sí mismo, mostrándole las ventajas que tiene ser una persona con una mente abierta al aprendizaje, que será más apta para resolver los problemas cotidianos, podrá mantener conversaciones interesantes, será más difícilmente engañable, podrá sostener sus ideas con argumentaciones fundadas y podrá elegir su propio destino por el camino que le muestre su educada razón. Evitar comentarios como: “si no estudias, no aprobarás” o “repetirás el curso” pues si bien esas consecuencias son la consecuencia lógica de la falta de aplicación al estudio, lo más grave es que no aprenderá, y la desaprobación no es como castigo sino que se le exige que vuelva a estudiar puesto que el fin primordial: el de aprender, no se ha logrado.