Principios del aprendizaje
Los principios de aprendizaje son postulados primarios e iniciales que sirven para orientar el proceso hacia un final eficaz. No son fijos, ni tampoco taxativos e inmutables sino que se descubren en la práctica cotidiana, y son susceptibles de revisión. Así los principios que orientaron la enseñanza tradicional fundada en el docente no son los mismos que los actuales, centrados en el alumno.
En la actualidad, la educación se ha vuelto más dinámica y centrada en el estudiante, lo que ha llevado a la evolución de los principios de aprendizaje. Estos principios no solo se aplican en el aula, sino también en entornos de aprendizaje en línea y en la vida cotidiana.
Entre algunos principios que guían la enseñanza actual podemos citar:
a. Principio de la individualidad: reconociendo a cada alumno como integrante de un grupo, pero fundamentalmente con características personales y aptitudes singulares, que conviene identificar para ayudarlo a superar sus dificultades y para estimularlo en sus fortalezas.
b. Principio de la fundamentación: Cada objeto a enseñar debe ser expuesto en cuanto a la finalidad que se aspira obtener a partir de su aprehensión.
c. Principio de motivación: Tratar de captar la atención del educando con material atractivo, aplicaciones prácticas, tomando en cuenta sus intereses y necesidades.
d. Principio de graduación: Debe adecuarse la enseñanza a la edad de los educandos y a sus conocimientos previos.
Además, se ha reconocido la importancia de la interacción social en el aprendizaje. Este es el principio de interacción social, que sostiene que el aprendizaje es un proceso social y que los estudiantes aprenden mejor cuando interactúan con sus compañeros y maestros.
e. Principio de participación: el estudiante debe ser el protagonista del proceso de aprendizaje, investigando, escuchando activamente, criticando y argumentando.
f. Principio de relación entre la teoría y la práctica: tanto una como otra son absolutamente necesarias, ya que la teoría sin la práctica no se vivencia, y la práctica sin teoría es un salto al vacío.
g. Principio de retroalimentación: Los alumnos deben conocer sus dificultades y sus logros, para poder actuar sobre ellos. La devolución de los exámenes y tareas es muy provechoso en este sentido, tanto para el alumno como para el docente.
h. Principio del autoconocimiento: Esto es lo que se conoce como metacognición. El buen alumno es el sabe lo que ya aprendió y lo que le falta por aprender. El mal alumno culpa de sus fracasos escolares a factores externos a él, como la mala suerte.
i. Principio de la transferencia: todo aprendizaje es susceptible de aplicarse a otras situaciones o aprendizajes.
j. Principio del resultado: Los resultados satisfactorios estimulan al estudiante, es por eso que resulta conveniente comenzar con tareas fáciles que les permiten adquirir confianza, para luego, progresivamente, elevar la complejidad de las tareas.
Además, se ha incorporado el principio de la diversidad, que reconoce que cada estudiante tiene diferentes formas de aprender y que la enseñanza debe adaptarse a estas diferencias. Este principio se basa en la idea de que no existe una «talla única» para la educación y que los métodos de enseñanza deben ser tan diversos como los estudiantes a los que se enseña.
Finalmente, el principio de la reflexión sostiene que los estudiantes deben tener tiempo para reflexionar sobre lo que han aprendido. Esta reflexión puede tomar muchas formas, desde la escritura en un diario hasta la discusión en grupo, y es una parte esencial del proceso de aprendizaje.