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Cómo elegir las fuentes de información en el proceso enseñanza-aprendizaje

Publicado por Hilda Fingermann

El proceso de enseñanza-aprendizaje exige una constante tarea de búsqueda e investigación para apropiarnos del vasto conocimiento que se ha logrado en el mundo moderno. Si bien ya no es necesario memorizar datos, sí es preciso conocer cuál es el lugar adecuado para recurrir en la búsqueda del específico saber en el que el docente y/o el alumno desean informarse o profundizar, ya sea por propio interés o como propuesta pedagógica.

No hay fuentes de información mejores o peores, sino confiables y no confiables, ya que un excelente libro de Historia, de Biología, de Geografía, etcétera, que fue confiable hace 50 años, puede ya hoy no serlo por los nuevos descubrimientos e investigaciones, que hayan desechado por falsas ciertas teorías o afirmaciones. Un sitio de Internet, desactualizado o publicado por quien no sabemos cuál es su formación académica, también puede merecer nuestras dudas a la hora de aceptarlo como fuente válida de conocimiento.

Conocer es descubrir la verdad, al menos la que en la actualidad se tiene por tal, y eso nos lleva a chequear al menos dos cosas: la fecha de publicación, para saber si es información actual y el prestigio de su autor, que nos advierte que es alguien especializado en el tema el que nos brinda la información.

Además, las fuentes de información no deben limitarse a esas dos fuentes: la observación directa y la participante también nos brindan conocimientos importantes y de primera mano (fuentes primarias) ya que seremos nosotros quienes los descubriremos: hacer una visita guiada, experimentar en el laboratorio, observar el hábitat y comportamiento de plantas, animales y personas, son algunos ejemplos de conocimientos que pueden adquirirse en forma directa, y cotejarse con las observaciones efectuadas por otros compañeros.

La lectura de periódicos, ver videos, especialmente si son educativos o películas también nos aportan conocimientos; incluso si su fin no es directamente enseñar, ya que por ejemplo si vemos una película cualquiera sea su temática, podemos aprender sobre el paisaje del lugar, sus costumbres etcétera.

Lo mejor es usar todas las fuentes posibles, para compararlas, criticarlas, someterlas a comprobación, y finalmente integrar aquellas que nos resultan creíbles.