¿Cómo hacer una clase divertida?
Si bien los alumnos no van a la escuela a divertirse sino a educarse, se formarán en forma más plena y feliz si lo hacen en un ambiente acogedor, con un maestro agradable, afable, cariñoso, comprensivo y abierto al diálogo. Esto es fundamental, pues por más que nos esmeremos en pensar y poner en práctica estrategias de aprendizaje novedosas y entretenidas, si el docente está desmotivado, no siente empatía con sus alumnos y no los escucha, todo lo que intente estará condenado al fracaso. No estamos reclamando un maestro que deje hacer lo que quiera a los educandos, pues la educación importa puesta de límites; pero éstos deben estar justificados, e impuestos en forma clara y dialogada.
Tampoco un maestro puede hacer una clase divertida tan solo con su actitud, sino que ésta debe estar acompañada con numerosas técnicas de aprendizaje significativo. Las nuevas tecnologías son muy efectivas para acercar los contenidos de forma entretenida y participativa: usar mapas interactivos, juegos educativos on line, participar en foros de debates con alumnos de otros cursos y escuelas, con los que también pueden organizar competencias cognoscitivas, son algunas sugerencias prácticas. El juego en la escuela cuando se lleva a cabo a través de la adecuada planificación que no pierda de vista los objetivos, es esencial, especialmente en los cursos donde asisten los niños más pequeños.
Las películas son un material ilustrativo sumamente importante que ayuda a fijar contenidos, le aporta realidad y vivencia a la explicación, y sirve para iniciar debates, argumentar y sacar conclusiones.
Nuestros alumnos del siglo XXI reclaman una escuela que les ofrezca contención, respeto, contenidos, y especialmente valores, los que se trasmiten especialmente con la vocación del docente, pues los niños lo amarán y respetarán si advierten que pone esfuerzo en preparar para ellos clases creativas, con contenidos profundos pero abordados de manera sencilla e ingeniosa.