Las competencias en la escuela
La escuela debe estimular el desarrollo de competencias, entendiéndose por competencias al conjunto de capacidades, destrezas, habilidades, aptitudes y actitudes que de modo integrado las personas utilizan para resolver problemas.
Cuántas más competencias el ser humano logre desarrollar, mayores herramientas tendrá para manejarse en la vida con eficacia y convertirse en un buen ciudadano activo y comprometido.
El aprendizaje y desarrollo de competencias no es privativo del ámbito escolar, ya que la familia, los grupos de pares, los clubes y luego el mundo del trabajo, potencian las mismas y otras competencias.
Existen competencias llamadas básicas, que se adquieren durante la primer etapa escolar, como aprender gradualmente a ser autónomo, respetar las reglas, leer escribir, hacer cuentas, responder preguntas de modo coherente, etcétera y otras más complejas que se adquieren a partir de que el niño posee pensamiento abstracto.
La escuela tiene la enorme responsabilidad de desarrollar en sus alumnos el mayor número de competencias posibles en tres planos:
En lo académico debe guiarlos en la adquisición de destrezas para poder comunicarse en forma oral y escrita con fluidez y coherencia, en su propio idioma y al menos en una segunda lengua; manejar nuevas tecnologías y aplicarlas en la resolución de problemas cotidianos; usar los números en diversas operaciones matemáticas y para resolver situaciones problemáticas, manejar información (buscarla, analizarla y aplicarla en situaciones nuevas) estimular el pensamiento crítico, para todo lo cuál está implicada la habilidad esencial, que es pensar, y educar su cuerpo para fortalecerlo mediante actividades físicas y cuidados en cuanto a higiene y alimentación.
En lo social, la escuela debe fortalecer vínculos, estimulando los trabajos en grupo y los proyectos colaborativos. La escuela es (o debería ser) el lugar donde los niños aprenden a dar y recibir, a ser solidarios y cooperativos.
En lo individual o personal el educando debe desarrollar la capacidad de confiar en sí mismo, ser positivo y responsable, poder manejar sus tiempos, organizarse y ser creativo.
Para que las competencias adquiridas sean útiles se requiere poseer el conocimiento o la destreza, la disposición y el empuje para llevarlo a cabo y la responsabilidad de asumir las consecuencias de las acciones.