Lectura comprensiva
Hay muchos modos de leer: en voz alta, en silencio, recorriendo con la vista el texto en forma rápida sin prestarle atención, y finalmente, la manera que nos ocupa, y que resulta productiva; la lectura comprensiva (en voz alta o silenciosa) que es la que se hace tratando de desentrañar lo que el autor trató de manifestar, y que despierta en el lector una posición al respecto, ya sea de critica, de aprobación, de duda, de deseo de profundización, etcétera. Es la herramienta indiscutible para aprender a pensar.
Saber leer es mucho más que no ser analfabeto, es involucrarse, tomar partido, crecer cognitivamente, lo que por supuesto también dependerá del material escogido para la lectura, pero aún los menos profundos, siempre dejan algo, aunque sea, la necesidad de buscar otro texto mejor para tratar el tema que nos interesa.
Hay textos que requieren más atención que otros para comprenderlos, que son en general los que usan un lenguaje técnico específico, o un lenguaje literario o filosófico. En estos casos conviene comenzar buscando el significado de las palabras que se desconocen.
Sin embargo, es notable observar, como cada vez más los estudiantes tienen dificultad para comprender textos simples, pues los leen sin prestar atención, desconocen el vocabulario, y pasean sus ojos por el texto mientras su mente está ocupada en otro pensamiento o simplemente en un profundo vacío.
Leer comprensivamente exige esfuerzo, y los docentes debemos alentar esa actividad, empezando por textos simples, y pidiendo luego que los alumnos los comenten intercambiando opiniones, haciendo cuestionarios que los obliguen a reflexionar sobre ciertas expresiones del autor, solicitar que en caso de un cuento le cambien el final, etcétera. La práctica hará que la lectura comprensiva se convierta en una actividad natural.