Programación neurolingüística en educación
La programación neurolingüística en el área educativa tiende a investigar a los educandos para que tanto ellos mismos como quienes tienen que guiarlos (los educadores) puedan diseñar estrategias personalizadas, pues es una técnica que estudia la comunicación para mejorar el rendimiento del proceso enseñanza-aprendizaje.
La programación neurolingüística nació en California en 1976, estudiando el por qué podía lograrse por ciertos expositores una comunicación exitosa, concluyendo que eran personas que sabían mucho sobre características suyas y de los demás.
En el aprendizaje influyen múltiples factores: el modo ver el mundo, la ideología, los valores, el comportamiento. Cada persona tiene un modo diferente de vincularse con el material de estudio, de captarlo, de memorizarlo, de transmitirlo, que a ella le resulta más eficaz, ya sea este canal, visual, auditivo gustativo, olfativo o kinestésico. Lo percibido a través de los sentidos, recibe una respuesta neurológica que se traduce en acciones comunicacionales, que podemos controlar si sabemos cómo funcionan.
Además, la programación neurolingüística en educación puede ayudar a los educadores a identificar y superar barreras en la comunicación con los estudiantes. Por ejemplo, si un estudiante tiene dificultades para entender instrucciones verbales, un educador que utiliza la programación neurolingüística puede experimentar con diferentes formas de comunicación, como las visuales o kinestésicas, hasta encontrar la que mejor se adapte a las necesidades del estudiante.
La programación neurolingüística también puede ser útil para mejorar la relación entre el educador y el estudiante. Al entender cómo los estudiantes procesan la información y cómo se comunican, los educadores pueden adaptar su enfoque para conectar de manera más efectiva con cada estudiante. Esto puede llevar a una mayor comprensión y respeto mutuo, lo que a su vez puede mejorar el ambiente de aprendizaje.
Si tanto el propio alumno como su docente descubren que el educando tiene mayor aptitud para aprender a través del canal visual, lo alentará a hacer gráficos o láminas; si tiene mayor facilidad para aprender escuchando, le dará mayores explicaciones teóricas o lo estimulará a leer en voz alta; y en el caso de los kinestésicos se les facilitará el acceso a la experimentación, etcétera, dirigiéndose a cada uno a la manera en que ellos lo necesitan.
Este conocimiento del alumno y sus modos mentales de operar le servirán para fomentar la motivación, armar grupos de tareas donde combine a distintos tipos de maneras de aprender a fin de que se complementen, y ayudará a los alumnos a adquirir autonomía en su aprendizaje a través de su metacognición.
Además, la programación neurolingüística puede ser una herramienta valiosa para los estudiantes en su propio aprendizaje. Al entender cómo procesan la información y cómo aprenden mejor, pueden adaptar sus métodos de estudio para maximizar su eficacia. Esto puede llevar a un mayor rendimiento académico y a una mayor satisfacción con el proceso de aprendizaje.
Esto es mucho más fácil de aplicar en cursos de número reducido. Sin embargo, incluso en aulas más grandes, los principios de la programación neurolingüística pueden ser útiles. Los educadores pueden utilizar estas técnicas para adaptar su enseñanza a las necesidades de un grupo diverso de estudiantes, y los estudiantes pueden utilizarlas para entender y mejorar sus propios procesos de aprendizaje.