Freud y la educación
Opuesta al conductismo la visión del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, sobre la educación tiene relación con su teoría de la importancia del inconsciente en las conductas humanas, que resumiremos de lo contenido en varias de sus obras, aunque ninguna de ellas se destinó exclusivamente a la educación escolar.
Afirma Freud, que el niño nace desvalido, y la acción de los adultos sobre él, marcará en forma intensa su vida futura. El instinto humano, va a recibir a través del proceso cultural un sometimiento, que no es malo si prepara al niño para ser un adulto libre y realista, guiándolo al saber de la mano de la verdad, sin desconocer los deseos del sujeto.
Cada niño llega a la escuela desde una familia diferente que ha influido en su manera de actuar. Un niño que ha crecido en un hogar violento, también será violento con sus pares y maestros, quienes le evocaran a sus hermanos y padres, respectivamente. La escuela reproducirá en definitiva lo que ocurre en el seno familiar. Aquí es donde el maestro debe estar maduro para comprenderlo y a la vez ejercer autoridad para ponerle límites, pero para ello, el docente debe ser capaz de controlar sus propias pulsiones, para lo cual es aconsejable que hicieran psicoanálisis, para saber guiar y frenar las pulsiones infantiles sin represión.
En “El porvenir de una ilusión”, obra de 1927, expone que la tarea de quien educa es que el niño aprehenda la realidad externa a él, pero fundamentalmente la interna, conocer su propia historia, sus deseos, que a veces el propio educador se abstiene de saberlos sobre sí mismo. Esto tiene graves consecuencias pues lo reprimido interiormente, afecta el grado de conocimiento de lo externo.
El educador debe desarrollar las potencialidades del alumno, quien guiado por el amor como compensación, aceptará de buen grado a renunciar a sus satisfacciones inmediatas, a cambio de protección y seguridad, lo que es obra de la pulsión por la auto conservación.