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La Escuela Nueva

Publicado por Hilda Fingermann

Esta nueva concepción de la enseñanza surgió a fines del siglo XIX, como opuesta a la enseñanza tradicional, proponiendo mayor libertad, menos formalismo, más participación activa del alumno en la construcción de su conocimiento tomando en cuenta los propios intereses de los educandos, que adquirieron bajo esta concepción un rol protagónico, frente al papel relevante y autoritario del docente de la educación tradicional.

A esta idea de los niños libres como más sanos y mejor preparados adhirió Rousseau (1712-1778) donde relata en su “Emilio” la forma de una educación en contacto con la naturaleza, pues responsabiliza a la sociedad de ser la que incorpora el mal a la pureza de los niños.

Un gran exponente puede considerarse que fue el novelista, pacifista e impulsor del anarquismo, León Tolstoi, de origen ruso (1828-1910) que abrió una escuela en su propiedad para que asistieran los hijos de sus campesinos, donde primó la libertad y no el autoritarismo de los adultos.

María Montessori (1870-1952) educadora italiana que además tuvo el honor de ser la primera médica de su país, concibió una educación adaptada especialmente a los niños, con muebles acordes a sus necesidades; participación de los padres, atención y respeto al desarrollo evolutivo natural, con amplio aporte de la religiosidad, y de la educación moral.

Ovidio Decroly (1871-1932) educador belga, al igual que la autora anterior comenzó sus estudios sobre el tema en base a niños con retraso mental. Propugnó una educación libre y motivadora, con respeto por los intereses de los niños y ausencia de rigidez.

John Dewey (1859-1952) es un claro exponente de esta escuela, donde el docente aparece como guía del desenvolvimiento del alumno.

Adolphe Ferriére en 1921 fundó la Liga Internacional de las Escuelas Nuevas y tres años después la Oficina Internacional de la Educación (1925). Son sus principios, privilegiar el espíritu del niño por sobre su materia, respetando su personalidad; profundizar la enseñanza manual para desarrollar el intelecto, respetando el desarrollo espontáneo; promover su socialización, su desarrollo artístico y su condición de ciudadano libre y digno, aceptando reglas en forma voluntaria, y formándose como miembro cooperador y solidario del cuerpo social. Promueve la educación mixta y laica, lo que motivó el rechazo de la iglesia católica. Otras críticas son la falta de relevancia del orden en la clase, y la escasez de contenidos preestablecidos.

Luego de un período donde estas ideas fueron descartadas, resurgieron en 1990, con autores como José Gimeno Sacristán.