Aprendiendo a enseñar
Enseñar no solo implica transmitir conocimientos como se postulaba en la enseñanza tradicional. Si bien es cierto que es muy importante que el docente sepa lo que va a enseñar (nadie puede dar lo que no tiene) también es bueno que tenga las habilidades necesarias y la generosidad suficiente para que el alumno reciba los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales, de modo significativo y participativo.
El docente ya no está en un pedestal y es el que protagoniza el proceso enseñanza aprendizaje, es un instrumento que guía al alumno a integrar los nuevos conocimientos en su estructura cognitiva previa, asociando los nuevos conocimientos con los anteriores, ya sea escuchando una explicación del profesor, respondiendo consignas, solucionando problemas, investigando un tema o experimentando sobre el mismo.
El maestro debe considerar las particularidades de cada grupo de alumnos y de cada uno de ellos en su individualidad.
Para aprender a enseñar se debe conocer sobre psicología y filosofía del aprendizaje, lo que se adquiere en la formación docente, y además es imprescindible la práctica docente. Para los jóvenes maestros es muy importante escuchar a sus colegas con más experiencia, pues las historias se repiten, y las estrategias de resolución de problemas son muchas, pero no todas se adaptan a todos los grupos ni a todos los alumnos individualmente considerados. Cuantas más herramientas tengamos mejor será el resultado, y cuando alguna no resulta es bueno tener a mano otras alternativas, y la humildad suficiente para asesorarse adecuadamente, reconocer que también el docente puede equivocarse si ve que los resultados del aprendizaje no son los esperados, y volver atrás en el programa, las veces necesarias, con nuevas estrategias.