Educar en valores

Una de las funciones más importantes de la educación es la formación de valores, que pretende que los alumnos incorporen modos de vida, costumbres y paradigmas, considerados positivos y construyan sus relaciones con los demás, de modo armónico, respetuoso y cordial, privilegiando lo ético por sobre lo material, en un mundo donde los valores económicos, la competitividad y el individualismo son puestos en primer lugar, implícita o explícitamente.

Los valores democráticos son importantes que se enseñen en el ámbito escolar, para formar ciudadanos responsables y respetuosos de las diferencias. Ellos son fundamentalmente: la igualdad, la libertad, la justicia, la paz, la tolerancia, la solidaridad, el respeto por sí mismos, por sus semejantes, y por la naturaleza en su conjunto.

No se trata de que los alumnos sepan conceptos, los apliquen, los relacionen y desarrollen su estructura cognitiva solamente, sino que es fundamental que se incorporen a la sociedad para aplicar esos conocimientos para beneficio de sí mismos y de los demás. Conocer la naturaleza no significa cuidarla; conocer la historia, no es obligatoriamente apreciarla y sentirse parte de un proceso que determina lo que hoy somos; saber el lenguaje no implica utilizarlo para el diálogo constructivo y la argumentación fundada de causas nobles; utilizar y crear tecnología no necesariamente desemboque en un progreso ético, etcétera. Saber mucho, no necesariamente hace personas buenas, como lo creía Platón, que afirmaba que los gobernantes debían ser sabios pues eran los únicos capaces por su prudencia de aplicar la justicia. Los hechos demuestran la existencias de grandes genios que usaron su potencial para producir enormes males a la humanidad.

Para lograr un mundo mejor es rol de la escuela, al igual que otras estructuras sociales, como la familia y los medios de comunicación forjar una jerarquía valorativa que desde el ejemplo, la palabra, la explicación y el mensaje claro, forme conciencia de lo que es beneficioso para todos.