Trayectorias escolares
Una trayectoria es un recorrido, y en este caso, hacemos referencia al camino que hace el alumno desde el ingreso a la educación formal hasta su egreso, que está dividido en grados o años, ciclos y/o niveles. En este sendero se encontrará con obstáculos, satisfacciones, frustraciones, elogios, críticas, discusiones, amistades, rechazos, y hasta es probable que protagonice, como autor o como víctima, situaciones de discriminación.
La trayectoria escolar, aunque se hace en grupo, es una vivencia personal e íntima de cada educando, que la irá atravesando dotado de sus propias herramientas y experiencias, lo que tal vez no coincida con la programación de etapas previstas para todos por igual.
La educación es un derecho de todos, y asegurar la igualdad de oportunidades es un compromiso estatal, familiar y social. No podemos desconocer las diferencias que existen entre niños que tienen un propicio entorno familiar y social que hace que lleguen muy estimulados al inicio del camino, y otros que están en clara desventaja, por pertenecer a hogares con carencias efectivas y/o económicas. A tratar de subsanar este déficit tiene que orientarse la educación, pero no bajando la calidad de los contenidos, lo que acarrearía mayor discriminación, como en general sucede, sino brindando mayor apoyo, a través de mayores horas de clase donde se refuercen los contenidos que faltan, con tutorías, con comedores, con actividades deportivas extraprogramáticas, para brindar contención.
Tendemos a hablar de trayectorias exitosas y de trayectorias incompletas o insatisfactorias, no solo observando si cumplen o no los objetivos; sino también si éstos se obtienen a tiempos distintos a los pautados, cuando la repitencia no debe verse como un fracaso, sino como una nueva oportunidad de aprender lo que aún no se logró. Así como repetir un curso no es la situación ideal, y debe tratarse de acompañar al alumno para que no ocurra, tampoco los es, y genera mayores problemas, dejar seguir avanzando a alguien que no está maduro para nuevos desafíos de aprendizaje. De lo contrario, nos encontramos en ciclos superiores con alumnos que aún no poseen dominio de la lecto-escritura y por ende, comprensión lectora.