Enseñanza expositiva
La enseñanza expositiva responde a una estrategia metodológica muy utilizada en la enseñanza, sobre todo en décadas atrás, en lo que conoce como métodos tradicionales, y actualmente en estudios superiores y universitarios. Supone un rol pasivo por parte del alumno, que actúa como receptor del conocimiento que el profesor imparte, teniendo éste el rol activo.
Como ventajas, una buena explicación sobre un tema lo aclara, y favorece en el alumno la escucha activa. Siempre es conveniente exponer sintéticamente y en forma previa el tema a abordar, aunque luego se utilicen otras estrategias. Es más rápida que otras técnicas que demandan más tiempo en que el alumno descubra o interprete por su cuenta el conocimiento a adquirir, con el docente como guía.
La enseñanza expositiva no descarta que se aprenda en forma significativa, si se parte de los conocimientos previos de los alumnos, se esquematiza en el pizarrón los rasgos más relevantes del problema, se ilustra y ejemplifica; pero como crítica, puede objetársele que no estimula el aprendizaje autónomo, y que los alumnos sobre todo en la niñez y adolescencia no tienen la capacidad de prestar atención durante períodos prolongados; mantener la motivación en estos casos es altamente dificultoso. Es frecuente escuchar decir a los alumnos que estas clases les resultan aburridas.
En alumnos de los últimos años de la escolarización es útil para que practiquen la técnica de toma de notas, lo que los obligará a prestar atención, para captar lo más importante de lo registrado y elaborar una síntesis.
Es valioso, que cada tanto, el maestro interrumpa la exposición para interrogar sobre lo expuesto, para escuchar las apreciaciones de los alumnos sobre el tema, relacionarlos con otros temas de la misma asignatura o de otras con los que tenga puntos en común, y escuchar sus opiniones personales, o vivencias si correspondiera.