La convivencia escolar

La convivencia escolar es un fenómeno social que involucra en interacción a adultos y niños y/o adolescentes en vistas a un fin común que es la formación de estos jóvenes para ser miembros útiles a sí mismos y a la sociedad. Varias horas diarias se produce esta convivencia, que como todas las agrupaciones humanas necesitan de límites para poder desarrollar eficazmente su acción.

La Convención Internacional de los Derechos del Niño, de 1989, considera tales a los que aún no tengan 18 años (art.1). El artículo 3 inciso 3 del mismo texto legal compromete a los Estados parte, a asegurar que todo lugar destinado a cuidar o proteger a los niños, entre ellos las escuelas, cumplan normas de seguridad, sanitarias, con personal competente y en número suficiente y con adecuada supervisión.

Con respecto a las normas de convivencia escolar, existía una tradición de fijarlas unilateralmente desde la dirección de la escuela sin escuchar al menor. El artículo 12 de la Convención le asegura al niño el derecho de expresar opinión en asuntos que le afecten, y el inciso 2 obliga a que el niño sea escuchado. Esto permite comprender que ya no es más objeto, sino sujeto de derecho, y puede participar, en la medida de su madurez, junto a los adultos que forman la comunidad escolar, con compromiso y responsabilidad en la elaboración de las normas de convivencia, que deben ser claras en la descripción de las conductas sancionables y en el castigo aplicable.

Estas normas deben asegurar el respeto entre los miembros de la comunidad escolar, la no discriminación, y un espacio para el diálogo antes de recurrir a las medidas disciplinarias, como medio de participación y búsqueda de soluciones democráticas. La mediación escolar es un recurso válido y muy favorable en este sentido.