Vocabulario escolar

Es común escuchar a los docentes comentar horrorizados el poco vocabulario que poseen sus alumnos y el empleo en clase de terminología propia de la vida cotidiana de los adolescentes que dista mucho de ser académica.

Debemos tratar de que los alumnos sepan diferenciar los ámbitos en que pueden usar los distintos elementos del lenguaje, pues sin duda también nosotros empleamos diferentes maneras de expresión el ámbito escolar y fuera de él. Ellos lo saben, pero por costumbre, o por desafiar las reglas preestablecidas utilizan terminologías que muchas veces son groseras.

Es conveniente hacer hincapié en los usos del lenguaje, y mostrarlo en distintos contextos, incluso en obras literarias donde se usan expresiones conocidas como “malas palabras” pero en forma oportuna. El don de la ubicación es muy importante y les será útil en otras situaciones vitales.

Cada asignatura tiene un lenguaje técnico que no debemos soslayar por más que sea bueno que los alumnos puedan traducir con sus propias palabras lo que dice un texto complicado.

Otra tarea de la escuela es ampliar el limitadísimo vocabulario de los jóvenes y eso se hace fundamentalmente a través de la lectura acompañada del uso del diccionario para descubrir el significado de términos desconocidos y de la redacción, en la que es importante que empleen las nuevas palabras ahora conocidas.

El maestro no debe dejarse tentar por usar palabras típicas del lenguaje adolescente para acercarse a los alumnos, debe recordar en todo momento que está para dar el ejemplo, y los alumnos lo prueban en todo momento. ¿Con qué autoridad le diremos que no se exprese de determinada manera si nosotros mismos no cuidamos las palabras que empleamos?