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El bajo rendimiento escolar

Publicado por Hilda Fingermann

El bajo rendimiento escolar, demostrado por pruebas a nivel institucional, es realmente preocupante, aunque por supuesto no tanto como la deserción escolar, ya que un bajo rendimiento puede superarse, pero volver al sistema educativo puede resultar más dificultoso, por lo cual hay que tratar que el bajo rendimiento no termine en repitencia, que ésta se sienta como un fracaso y que a su vez, esto concluya con una salida del sistema escolar.

Hablar de rendimiento es una cuestión de eficacia, de números, y los niños y adolescentes son seres complejos, que además de una máquina de aprender, son seres cargados de emociones, y son producto de un medio sociocultural. Puede ser que lo logrado sea poco, pero habría que ver cual fue el punto de partida.

Si hablamos de una graduación del rendimiento ya algo estamos teniendo, algo hemos logrado, en cuanto a conocimientos previos, que no se debe despreciar, y avanzar sobre ellos. Tal vez lo que se obtuvo no era lo esperado, pero puede ocurrir que eso que se esperaba no tuvo en cuenta el contexto, el grado de maduración de esos niños específicos, y sus particulares circunstancias.

Si nos preguntamos por qué los alumnos de colegios privados logran mejores resultados, la respuesta es muy simple. Los docentes avanzan más en los contenidos pues los alumnos logran aprenderlos, y esto sucede pues tienen los medios socioeconómicos que se lo permiten, Si algo no entienden, sus padres, en general con altos niveles de escolarización, les podrán explicar, o a falta de tiempo, podrán recurrir a profesores particulares. Ellos no concurren a la escuela con frío ni con hambre, y en general su única preocupación es estudiar. Por supuesto esto no significa que no tengan problemas emocionales (separación de los padres, situaciones de violencia, peleas con compañeros, etcétera) pero esto también afecta a los niños de clases socioeconómicas bajas, que suman a los problemas cotidianos, los económicos. Ellos tienen padres con baja o ninguna instrucción, no pueden recurrir a maestros particulares, no tienen un lugar apropiado para hacer sus tareas, y muchas veces le son requeridos sus servicios en tareas hogareñas o fuera del hogar.

En estos casos es lógico que el rendimiento sea bajo, pero eso no debe desalentar la tarea docente, sino constituir un desafío. Pongamos metas menos exigentes, y cuando las logremos fijémoslas un poco más adelante; avanzarán tal vez más lentamente, pero lo importante es que se superen. Si ponemos objetivos muy altos, lo único que lograremos será frustración, y el bajo rendimiento se convertirá en nulo. Sin embargo debemos estar atentos para no caer en el convencimiento de que no pueden hacer determinados aprendizajes, pues tal vez nos equivoquemos. La educación no es una ciencia exacta, está llena de marchas y retrocesos. Es bueno presentar desafíos para ver si pueden lograrlo, y desandar el camino si es necesario, para tratar de obtener el resultado esperado la próxima vez.

Otra causa muy importante del bajo rendimiento escolar son los problemas de conducta. En aulas donde reina el desorden, cosa muy frecuente y de difícil solución pues los niños tienden a transgredir las normas, es muy difícil que los alumnos puedan aprender, por lo cual es útil establecer normas de convivencia claras, y que se apliquen las sanciones cuando corresponde.

Hay también otros problemas que afectan el rendimiento por factores biológicos propios de cada niño, como problemas visuales, auditivos, dislexia, hiperactividad, que deben ser tratados en particular, con profesionales médicos.