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Los recreos en la escuela

Publicado por Hilda Fingermann

Los recreos son esos espacios destinados a la recreación, el esparcimiento y el ocio, donde los alumnos deberían distenderse de las tareas por unos momentos, para recomenzar con más energías, pues está comprobado que se obtiene mayores resultados cognitivos, cuando la mente se relaja, durante unos momentos. Es el lugar propicio para la socialización entre pares, pero también puede ser fuente de conflictos y agresiones.

En muchos establecimientos se establecen horarios flexibles para el recreo, pues los horarios rígidos, a veces no son los más oportunos. Es frecuente que toque el timbre del recreo cuando recién se ha logrado un clima ideal para el aprendizaje, y la salida al patio obliga luego a recomenzar la motivación y la concentración que se había logrado. Pero esto también es dificultoso, pues el bullicio de algunos en el recreo altera el normal desarrollo de la clase de los que están ocupados, y también es más difícil el control del alumnado en el tiempo de relax.

El recreo fomenta las amistades, pero también los desacuerdos y conflictos. Muchos alumnos se aburren y molestan a los demás o realizan travesuras, o corren atropellando y lastimando a sus compañeros. Es por eso que es recomendable que se organicen actividades para este espacio para quienes las requieran, con juegos programados pero no obligatorios, didácticos o simplemente placenteros, como juegos de mesa o cartas, o facilitarles elementos para dibujar o tocar instrumentos musicales, que ayudan a mantener el orden y evitar el conflicto. Pueden también organizarse actividades físicas para el recreo, supervisadas por el docente, si es del gusto de los niños. No se les debe imponer qué tipo de actividad hacer, pues es su espacio de libertad, siempre que no molesten a otros.

Además, es importante considerar la infraestructura del espacio donde se llevan a cabo los recreos. Un patio bien diseñado, con áreas verdes, bancos y sombra, puede hacer una gran diferencia en la calidad del tiempo de recreo. La inclusión de zonas específicas para diferentes tipos de actividades, como áreas para deportes, zonas tranquilas para leer o dibujar, y espacios para juegos de mesa, puede ayudar a satisfacer las diversas necesidades y preferencias de los estudiantes.

La supervisión durante el recreo es otro aspecto crucial. Los docentes y el personal de la escuela deben estar atentos no solo para prevenir conflictos, sino también para identificar oportunidades de intervención positiva. Por ejemplo, pueden fomentar la inclusión de estudiantes que tienden a quedarse solos, o mediar en conflictos antes de que escalen. La presencia activa y positiva de los adultos puede transformar el recreo en un espacio seguro y enriquecedor para todos.

También es fundamental educar a los alumnos sobre la importancia del respeto y la convivencia durante el recreo. Programas de educación emocional y social pueden ser implementados para enseñar habilidades como la empatía, la resolución de conflictos y la comunicación efectiva. Estas habilidades no solo mejoran la calidad del recreo, sino que también tienen un impacto positivo en el ambiente general de la escuela.

El papel de los padres no debe ser subestimado. Mantener una comunicación abierta entre la escuela y las familias puede ayudar a abordar problemas que surgen durante el recreo. Los padres pueden proporcionar información valiosa sobre las necesidades y comportamientos de sus hijos, y colaborar con la escuela para encontrar soluciones efectivas.

Finalmente, es esencial evaluar y ajustar las políticas de recreo de manera regular. Las encuestas a estudiantes y personal pueden proporcionar información útil sobre lo que está funcionando y lo que necesita mejorar. La flexibilidad y la disposición para hacer cambios basados en la retroalimentación pueden asegurar que el recreo siga siendo un tiempo valioso y positivo para todos los estudiantes.