Participar en clase

La participación en clase en clave para el aprendizaje; para lograr la motivación intrínseca y para forjarse como estudiante autónomo; en definitiva, para no ser sujeto pasivo del proceso educativo del cual el protagonista es el estudiante.

Muchos alumnos no se atreven a participar por vergüenza, por temor a equivocarse, por ser objeto de la burla de sus compañeros que son proclives a condenar estas acciones que ven supuestamente como de “querer sobresalir”; por baja autoestima ya que creen que no son capaces de saber las respuestas o cómo manifestarlas, etcétera.

Se debe conversar mucho sobre el rol de la participación, de su mérito en la construcción del conocimiento, desterrar mitos, enseñar a hablar con argumentos, a no interrumpir la clase sin necesidad sino cuando se pregunta o se tiene algo para decir (aportes, dudas, pedido de explicaciones).

Se debe estimular la participación haciendo preguntas, incentivar las exposiciones orales, aprovechar los errores en las respuestas para explicar lo que no se entendió y jamás para subestimar al alumno. Expresiones tales “¿Cómo puedes contestar eso?” o “¿Eso es todo lo que sabes luego de estudiar el tema?” son frases que deben evitarse y reemplazarse por ¿Alguien tiene algo para agregar? Esto no significa que sea calificado igual quien ha estudiado o prestado atención y quien no, pero cualquier tipo de aclaración al respecto debe ser hecha en forma privada.

Hay muchos modos de participar en clase: haciendo las tareas, escuchando activamente, efectuando preguntas, criticando fundadamente, experimentando e investigando bajo la guía del docente, etcétera. El alumno debe sentir que su participación no molesta sino que agrega, y eso dependerá mucho de la actitud del docente. Una clase democrática se basa en el diálogo y la participación; lo cual además de facilitar el aprendizaje formará ciudadanos útiles y comprometidos en la participación democrática.