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Portafolio docente

Publicado por Hilda Fingermann

La palabra portafolio designa un conjunto de información, reunida de modo material o virtual. Es una técnica educativa, también conocida como porfolio, palabra que se derivó del francés “portefeuille”, que a su vez la tomó del latín, y se integra con la acción del verbo portar, en el sentido de llevar y por “folium” que designa a las hojas, y se aplica, en este caso (ya que un portafolios puede ser una maleta que se lleva para contener y trasladar documentación) a una carpeta de trabajo, integrada por fotos, videos y otros archivos, que se reúnen de modo sistematizado. En inglés, el término es “portfolio”, y si bien puede hacerse un portafolio tangible, por ejemplo, reuniendo la información en una caja con divisiones o una carpeta con folios; en las últimas décadas surgió la posibilidad que brinda Internet de compartir información a través de las redes; y, por eso, los portafolios digitales cobraron gran relevancia.

El psicólogo estadounidense, especialista en educación, Lee Shulman en su definición de portafolio didáctico, nos dice que se trata de la historia estructurada de un conjunto de desempeños, que se reúnen en forma documental, habiendo recibido preparación o tutoría, adoptando el formato de muestras del trabajo estudiantil, y que sólo logran su plena realización, en la escritura de tipo reflexiva, en la deliberación y en la conversación”.

Los portafolios son una herramienta útil, y personalizada, que se adapta a muchos fines: mostrar la información personal, trayectoria del docente y su postura filosófica frente a la educación; guardar el historial del proceso educativo, que documente todas sus fases, de avances y retrocesos, en formato de gráficos, trabajos prácticos, reflexiones, en vistas a un objetivo previamente establecido, debiendo también tenerse en claro a quien o quienes estará dirigido. El objetivo general es realizar un trabajo reflexivo y evaluativo para mejorar el trabajo áulico, y que éste no se transforme en algo rutinario, sino sujeto a innovaciones, que se adapten a los cambios y requerimientos específicos, tras una tarea reflexiva y crítica, estableciendo un puente eficaz entre la teoría y la práctica pedagógica.

La idea es mostrarlo, compartiéndolo, en talleres, o a través de Internet, para que se produzca un intercambio con colegas, a efectos de lograr que sea resignificado y un enriquecimiento mutuo. Puede hacerse de modo voluntario y personal, o ser un proyecto institucional, que contemple la implementación de tutorías.

Se recomienda que tenga un diseño atractivo y claro, para lo cual, se necesitan conocimientos, aunque sea básicos, de informática, si quiere o necesita hacerlo digital.

Los alumnos también pueden hacer su portafolio digital, mostrando sus datos personales, sus gustos e intereses, sus avances en el proceso educativo, sus trabajos, sus debilidades y sus fortalezas, sus temores y aspiraciones, con el propósito de repensar lo aprendido, alentando la meta cognición, lo que pueden hacer solos, pero será mucho más eficaz, con un acompañamiento tutorial.

Hacer un portafolio requiere que se lo actualice de modo constante; de modo que de encararse el proyecto, se lo debe hacer, siendo conscientes del tiempo y esfuerzo que demanda.