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Evaluar en la escuela

Publicado por Hilda Fingermann

Como todo proceso, el de enseñanza aprendizaje requiere ser evaluado, para comprobar que su marcha hacia el objetivo esté en el ritmo y en la dirección correcta. Lo que debe entenderse es que evaluar en la escuela no debe ser visto como un obstáculo para el estudiante sino como un instrumento para descubrir sus logros y sus flaquezas, pero en este último caso, solo para corregirlas. El profesor no evalúa únicamente al alumno cuando toma un examen, se evalúa a sí mismo. Si todo un curso, o la mayoría, ha desaprobado un examen, deberá variar sus estrategias, reformularse consignas, pensar si el contenido no es demasiado elevado para ese grupo, si estuvo bien explicado, si ha sido correctamente comprendido, etcétera.

Evaluar nos brinda información, ya sea de procesos o de resultados, según el tipo de evaluación de que se trate. Puede además del alumno singular, evaluarse el aula, la institución escoñar o el sistema educativo en general.

El resultado de la evaluación nos otorgará datos cualitativos y cuantitativos que deben hacer surgir un plan de acción.

No debe entenderse que se evalúa solo con exámenes, también se evalúa el comportamiento, la actitud hacia el aprendizaje, la solidaridad hacia el grupo, la disposición para aprender, la participación activa, la responsabilidad, etcétera, pues el fin a lograr en los educandos, no es solo una acumulación de datos, ni el manejo correcto de contenidos procedimentales, sino una formación integral, para lograr seres humanos dignos y provechosos para sí mismos y para los demás.

Además debemos tener en cuenta que debemos evaluar nuestras propias técnicas de evaluación para ver si se adaptan al contexto, si son pautas claras, si son acordes a los fines pretendidos, etcétera.

En mi práctica docente he observado la utilidad de la devolución de los exámenes, pues de lo contrario el alumno opta por alegrarse o frustrarse con la calificación obtenida y guardar el examen como un simple número que lo calificó como alumno exitoso o fracasado.

El examen debe analizarse, corregirse en clase, explicarse el por qué de los errores, y volverse a tomar, con consignas similares, luego de reflexionarse sobre el mismo, para que se sienta que es un instrumento para el aprendizaje y no un fin en sí mismo, y para comparar resultados de progreso.

Se debe explicar que a lo largo de la vida somos evaluados constantemente, en nuestro trabajo, en nuestras familias, por parte de nuestros amigos, y obtendremos buenas o malas calificaciones según el esfuerzo que hagamos para que nuestros actos resulten correctos o socialmente aceptables; y en general, tanto en las evaluaciones escolares, como las en las pruebas que la vida nos toma día a día, existen segundas, y por qué no, terceras oportunidades.