Docente autoritario
¿Quién no recuerda a aquel profesor que con su sola presencia hacía temblar al alumnado? Su rostro inflexible, su voz fuerte e imperiosa, sus gestos duros, la ausencia de expresiones amables, caracterizan a estos docentes que si bien logran muchos de sus cometidos, como mantener el orden y hacer que los alumnos estudien, jamás despertarán el deseo de aprender por motivación intrínseca, ni el gusto por la asignatura. Se estudia y se comporta bien por miedo, que muchas veces paraliza y produce en alumnos sensibles, cuadros de depresión y baja de autoestima.
Es frecuente hallarlos en las aulas, aunque pertenezca a un modelo del pasado, del docente tradicional; pues los docentes son personas, y los autoritarios seguramente lo sean en todos los órdenes de su vida, como esposos, como padres, como amigos. Ellos creen que si brindan confianza perderán poder, y su salón se transformará en un caos, lo cual está en contra de su sistema valorativo en que el orden está en primer lugar.
Tener autoridad en la dirección de la clase es sumamente importante; un docente que no sabe mantener su salón ordenado y permite cualquier tipo de manifestaciones, reacciones y conductas, es tan reprobable como aquel que no autoriza nada, que no escucha, que eleva el tono de voz, que castiga ante el mínimo error sin derecho a explicaciones.
Como siempre, y siguiendo a Aristóteles la virtud se encuentra en el justo medio, ni tan permisivo, ni tan autoritario que restrinja la libertad propia del ser humano. Un docente debe ser tolerante ante conductas propias de niños y adolescentes (conversar mínimamente, levantarse a pedir algo, olvidando pedir permiso), pero debe ponerse firme e impedir actos de violencia física o verbal o expresiones discriminatorias, imponiendo en estos casos castigos si es necesario, pero previo diálogo privado con los involucrados.
El docente autoritario no se ajusta al modelo propuesto para educar en las nuevas sociedades democráticas, que exigen formar ciudadanos libres, responsables y críticos y no personas obedientes y sometidas.