El uniforme escolar
Un uniforme es cualquier tipo de vestimenta que sirve para unificar, lo que significa, en teoría, que, al vestir todos iguales, no se produce, entre los integrantes del grupo, diferenciaciones económicas y sociales, además de usarse como símbolo de pertenencia a una institución. Los uniformes son muy comunes en diversos ámbitos, como entre los religiosos y los militares, que los diferencian de acuerdo al rango; y entre los trabajadores y el alumnado.
Refiriéndonos, específicamente al uniforme escolar, su imposición, con carácter de obligatoriedad, hace que todos los niños deban vestir de modo idéntico, en algunos casos, diferenciando su atuendo por sexos, vistiendo los varones pantalones y las niñas, faldas, por ejemplo, aunque muchas instituciones han adoptado pantalones para ambos sexos. También hay uniformes para las clases de educación física. El uso del guardapolvo, símbolo de la escuela pública en Argentina, es también un tipo de uniforme, que se comenzó a usar a inicios del siglo XX y se hizo obligatorio desde 1942.
La práctica del uso del uniforme, nació en las escuelas católicas, en atención a los valores cristianos de humildad, y como modo de que los estudiantes no se diferenciaran por sus ropas, sino por sus cualidades intelectuales y espirituales, haciendo, además, que todos lucieran prolijos, sin gastar mucho dinero. En esta época, con profundo contenido patriarcal, la diferenciación entre la vestimenta de niños y niñas era marcada.
Con el correr del tiempo, las escuelas de gestión privada, comenzaron a implementar el uso de uniformes costosos que le brindaban un supuesto halo de formalidad, prestigio y distinción a la institución, cuyo emblema se comenzó a estampar en las prendas.
En el contexto actual, se ha observado una tendencia creciente hacia la personalización de los uniformes escolares. Muchas escuelas ahora permiten a los estudiantes incorporar elementos de su elección, como accesorios o prendas de vestir de colores específicos, que reflejen su personalidad y gustos individuales. Esta práctica, aunque controvertida, ha demostrado tener beneficios en términos de fomentar la creatividad y la autoexpresión entre los estudiantes.
Además, la evolución de la moda y las tendencias de diseño también han influido en la apariencia de los uniformes escolares. Los uniformes modernos a menudo incorporan estilos y colores contemporáneos, y se han vuelto más cómodos y prácticos para adaptarse a las necesidades de los estudiantes de hoy en día.
Sin embargo, el tan emblemático uniforme, comenzó a ser cuestionado, especialmente por los adolescentes, que ven frustrado su derecho a mostrar, a través de sus ropas, una parte de su identidad, expresando su derecho a ser personas únicas, con la facultad de mostrarse de modo singular, y no con pertenencia a una masa; además de que les resulta aburrido, ir siempre vestidos de la misma manera.
En algunos casos, se ha implementado la estrategia de que sean los propios estudiantes los que elijan su uniforme, democráticamente, pero si bien, al principio, les causa placer, pronto se cansan de la rutina.
Muchas escuelas, especialmente del ámbito público y en el nivel secundario, ya han dejado de exigir uniformes, ya sea guardapolvo o de otro tipo, manteniendo solo la necesidad de que se trate de ropa que no llame demasiado la atención o no fomente rivalidades, como las prendas que sean representativas de equipos de fútbol.
Países muy tradicionales, como Japón o Inglaterra siguen exigiendo el uso de uniformes, mientras otros, más modernos o progresistas, como Suiza o Finlandia, los han dejado de lado; y, en otros, como Estados Unidos aún se usan, pero, progresivamente, se los va abandonando. En este sentido, cabe destacar que la decisión de implementar o no el uso de uniformes escolares depende en gran medida de la cultura y las políticas educativas de cada país.