La educación en la Edad Moderna
La Edad Moderna es un período histórico comprendido entre fines del siglo XV y del siglo XVIII, más precisamente entre el descubrimiento de América (1492) y la Revolución Francesa (1789).
En esta etapa especialmente conviene destacar el debilitamiento de los estamentos rígidos en que se dividía la sociedad feudal, el despegue de la industrialización, y el surgimiento de la burguesía como clase social con gran poder económico, que necesita educarse en un mudo de ideas más abiertas que el cerrado pensamiento religioso medieval, y que tendrá en educación su punto culminante, en las postrimerías de la modernidad, con el movimiento de la Ilustración del siglo XVIII.
La iglesia poco a poco ve relegada su posición de monopolizadora del saber, y el Humanismo va impregnando la forma de enseñar, centrada en el ser humano, más práctica y reflexiva, con la finalidad de formarlo en cuerpo y alma, como individuo libre y como parte del entramado social, siendo la enseñanza mucho más inclusiva y no reservada solamente a los poderosos.
Comprendía la enseñanza de las letras, incluyendo además del propio idioma, el griego y el latín, las artes y las ciencias, a los que se les añadirá dialéctica y retórica, tratando de acumular la mayor cantidad de conocimientos, de modo memorístico. Se profundizó el estudio de los clásicos, especialmente de Platón y Aristóteles, sin dejar de lado el estudio de la religión, pero desde un punto de vista menos dogmático.
La educación infantil consideró al niño con características psicológicas propias, siendo fundamental en esta etapa el rol de los padres y de los pedagogos, que debían respetar las etapas evolutivas del individuo. En el siglo XVI de la mano de pensadores como el francés Jean Bodin (1530-1596) se proclamaba ya como aconsejable, la educación pública, gratuita y a cargo del Estado.