Pedagogía moderna
La pedagogía moderna es la destinada a romper con los rígidos esquemas de la pedagogía tradicional, aplicada especialmente por los jesuitas, surgiendo esta nueva concepción, junto a los cambios de mentalidad de la época, a mediados del siglo XIX, aunque su relevancia se adquirió recién en el siglo XX, sin que la anterior desaparezca. Muchos de los principios tradicionales, los observamos vigentes en la actualidad y a veces mezclados con las modernas concepciones.
A esa escuela tradicional del alumno receptor pasivo, sumiso, se pasa gradualmente al alumno protagonista, descubridor, agente de su propio aprendizaje.
Fue Rousseau (1712-1778) quien considera que el mejor aprendizaje que puede hacer un niño es mediante el contacto con la naturaleza. Piaget descubre las etapas evolutivas en la maduración del ser humano, dejando el niño de ser un adulto pequeño, para poseer características propias.
Acompañando a la evolución histórica, la pedagogía no fue ajena al proceso de la Revolución Industrial, donde se intentó la formación técnica, transfiriéndose la dimensión de eficacia, de la fábrica, al ámbito escolar.
Uno de los pedagogos más característicos de la corriente llamada moderna es el suizo Juan Enrique Pestalozzi, que vivió entre 1746 y 1827, proponiendo un aprendizaje gradual que partiera de la experiencia, que comprendiera la moral, la sociabilidad, la actividad física y la religión, para ambos sexos, integrando al estudio, las tareas agrícolas, aprendiendo en contacto con la naturaleza y en libertad.
Irá así surgiendo un nuevo concepto de educación, educación para la vida en libertad, con un profesor que acompaña al alumno a descubrir el mundo que lo rodea, que lo estimula a crear, a imaginar a repensar los conceptos establecidos, poniéndolo al alumno como centro pensante y crítico del proceso, sin repeticiones memorísticas, sino formando convicciones, a través del análisis y la fundamentación.