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Pedagogía de la liberación

Publicado por Hilda Fingermann

Que el hombre logra a partir de la educación progresar en la vida es una realidad innegable, pero para esta corriente de pensamiento, cuyo exponente es Paulo Freire, educador brasileño; además, permite cortar los lazos de dependencia a la que está condenado socialmente, pues sus opresores lo mantienen sin alfabetizar para poder dominarlo, sin que la víctima del sistema ni siquiera reflexione sobre su condición a la que ve como natural.

Hay que romper para ello con la educación bancarizada, donde los educadores, verdaderos protagonistas del proceso educativo depositan en los educandos los saberes de los que son dueños absolutos, y los alumnos los reciben pasivamente sin cuestionarlos, reproduciendo el pensamiento de la clase que detenta el poder, a la que le conviene continuar en esta situación.

La pedagogía de la liberación pretende liberar a los oprimidos, quienes deben aprender a comprender su situación como culturalmente impuesta; no aceptar dádivas, que solo les aseguran continuar con su situación de desventaja, sino reflexionar los modos de cambiarla y luego realizar la acción.

En este sentido, la pedagogía de la liberación propone una educación dialógica, en la que el educador y el educando se encuentran en un plano de igualdad, donde ambos aprenden y enseñan. Esta relación dialógica se basa en el amor, la humildad, la fe en los hombres y la esperanza, valores que deben ser cultivados en el proceso educativo para lograr una verdadera liberación.

El maestro en una situación de igualdad con el alumno, lo debe ayudar a reflexionar y a aprender, pero no mecánicamente sino en forma crítica, alfabetizándolo a partir de palabras cuyo significado les sea relevante (palabras generadoras) que lo estimulen a dialogar, cuestionar las represiones que sufren en general y en la escuela en particular, y elaborar un plan de acción, para liberarse él, y también el opresor, para que juntos puedan iniciar una sociedad nueva, con hombres nuevos, más justos y solidarios, en constante colaboración.

Además, es importante destacar que la pedagogía de la liberación no solo se limita a la educación formal en las escuelas, sino que se extiende a todas las esferas de la vida social y política. Freire propone que los oprimidos deben ser conscientes de su situación y deben luchar por su liberación, no solo en el aula, sino también en la sociedad en general. Para ello, es necesario que los oprimidos se organicen y se movilicen para cambiar las estructuras de poder que los mantienen en su situación de opresión.

Por último, la pedagogía de la liberación también tiene una dimensión ética. Freire sostiene que la educación debe estar al servicio de la liberación de los oprimidos y no al servicio de la reproducción de las estructuras de poder existentes. En este sentido, la educación debe ser un acto de amor y de compromiso con la justicia social.