Paulo Freire y la educación
Paulo Freire fue un pedagogo brasileño, doctorado en Letras, que vivió entre los años 1921 y 1997 y es recordado como el maestro de los oprimidos, a quienes les llevó esperanza de liberación de la opresión, proceso que los debe acompañar a lo largo de toda su existencia, aún luego de superada su etapa de marginación. Su meta de educación popular surgió luego de verificar la situación de explotación en que transcurría la vida de los pobladores rurales del norte de Brasil, proponiéndose una nueva manera de resolver el conflicto entre opresores y oprimidos, para que los primeros no traten de convertirse en los segundos que tampoco son libres, sino liberando a ambos miembros de esta relación deshumanizada, haciendo surgir “el hombre nuevo” solidario y humanizado, combinando ideas del progresismo cristiano y la dialéctica marxista. Luego de padecer el exilio por sus ideas, que atentaban contra los intereses de las clases conservadoras, fue reconocido por la UNESCO con el premio Paz y Educación en 1986.
De gran espíritu democrático, resaltó la importancia del diálogo en la relación pedagógica, para que el alumno pueda construir su propio saber, y no ser un mero receptor pasivo, que acepte su condición sin rebelarse contra el sistema. Por el contrario, mediante el diálogo se logrará la transformación social, pues la palabra luego debe orientarse hacia los hechos o la acción, meditada por el previo diálogo argumentado.
Parte para la alfabetización de palabras generadoras, que inviten a la reflexión y a la creación de familias de palabras. Propone la pedagogía de la pregunta, para hacer del educando un protagonista del proceso educativo. De los interrogantes planteados por el alumno, surgirá un conocimiento práctico, motivado, eficaz y transformador. Los alumnos no deben recibir ideas, sino crearlas y problematizarlas para transformar la sociedad.