Platón y la educación
El filósofo ateniense Platón (427 a. C – 347 a. C) alumno de Sócrates, vio en la educación el remedio a la injusticia, pues solo aquellos educados (sabios) podían estar dotados de la virtud de la justicia, llegando a alcanzar el mundo de las ideas, desde la realidad sensible, para alcanzar la verdad; y por ello pretendía crear un grupo gobernante formado por los educados, los sabios o filósofos, que tendrían como meta principal educar al resto de los ciudadanos que así podrían alcanzar ellos también, el gobierno de la polis, o al menos una vida virtuosa, base de una sociedad justa.
La educación le permitirá al hombre, según Platón, evadirse del engaño que nos muestran nuestros sentidos, para elevar al hombre mediante su razón, a descubrir lo verdadero, en el mundo de las ideas, sirviendo además para disciplinar las pasiones, y formar a seres humanos que desarrollen la virtud (areté).
La educación debe iniciarse para aquellos “elegidos” desde la más temprana infancia, sin mentiras, con valores, formando el carácter, dando a la gimnasia (representada por el baile y lucha), y a la música, un lugar destacado. Se debe enseñar a comer en forma saludable, sin embriagarse, y no para satisfacer el placer; todo con el objetivo de formar personas (hombres y mujeres) fuertes, valientes, disciplinadas y dignas.
La educación no la deja en manos de los padres, sino que es función del Estado, a quienes los ciudadanos pertenecen y se deben, que seleccionará a los mejores, y se encargará de enseñarles aritmética, cálculo, geometría, astronomía, para culminar gradualmente, en la enseñanza de la dialéctica. No es una educación libre sino rigurosamente reglada por el Estado. Los ciudadanos comunes solo tendrán instrucción mínima en las ciencias básicas.