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Autoestima y rendimiento escolar

Publicado por Hilda Fingermann

El rendimiento escolar depende mucho de la motivación intrínseca, pues si alguien no siente la necesidad de aprender o cree no poder hacerlo, difícilmente tendrá un buen rendimiento académico. Aquel educando con una historia de fracaso escolar tiende a tener la autoestima baja en cuanto a sus capacidades para el aprendizaje escolar, concibiendo la idea de que aunque se esfuerce será en vano.

Es labor docente tratar de estimular y reforzar la convicción de que con dedicación y empeño se logra superar las dificultades, y que cada uno puede acrecentar sus conocimientos sin tomar como parámetro lo que ya conocen sus compañeros. Si está atrasado en sus conocimientos previos, paulatinamente deberá “ponerse al día” y luego podrá nivelarse en el curso que le corresponde. Puede suceder que sea un alumno repitente y que se sienta más grande que sus compañeros, y por lo tanto atrasado. También se debe trabajar en eso, pues perder algún año en el colegio, no significa que la situación no pueda revertirse y tener un futuro exitoso, ya que es muy largo el tiempo dedicado a la preparación intelectual, y muchos los años en que un pasado de fracasos, pueda trocarse en un presente y un futuro venturosos.

Se debe comenzar por asignarle al alumno tareas simples, que fomenten su confianza en que puede lograrlo, para ir poco a poco acrecentando el nivel de complejidad. No se debe desvalorizar su trabajo, aún cuando no sea el esperado, sino tratar de destacar los aspectos positivos, y estimular para que lo mejore, sin usar términos despectivos. Debe evitarse encasillar a un alumno como mal estudiante, pues él lo percibirá, y entenderá que haga lo que haga, no podrá salir de esa categoría.

Tampoco es bueno reforzar tanto la autoestima del buen alumno, al punto de hacerlo creer que es infalible. Esto le provocará un stress que le impedirá disfrutar de sus logros, o que le provocará deprimirse ante algún fracaso actual o futuro, cuando curse estudios superiores. Expresiones tales como “no lo esperaba de vos” o “parece mentira, tan buen alumno, y solo respondiste esto” pueden crear una baja abrupta en la autoestima que le quite su motivación intrínseca, o desemboque en no permitirse tiempo para el goce o el placer, para responder a las expectativas de los adultos, y pasarse todo el día estudiando, como si fuera un castigo o un deber tan imperioso que no le permita distracciones.