Aprendizaje estratégico

Teniendo en cuenta que una estrategia, tomando en cuenta su etimología griega es un camino o guía, el aprendizaje estratégico comprende todos los pasos que el estudiante planifica para aprender significativamente de acuerdo a su estilo cognitivo, lo que implica un proceso de metacognición. En vistas al objetivo fijado, el alumno elige las técnicas que le permitan arribar a él de manera ágil y segura, haciéndose hábil en su manejo, y adquiriendo autonomía en el abordaje de las temáticas que se pretende conocer.

Para lograr ser un aprendiente estratégico además de la metacognición y del conocimiento de las técnicas de estudio, se necesita habilidad de comprensión lectora, de poder establecer una relación y jerarquía entre ideas, responsabilidad, interés, compromiso, motivación intrínseca, manejo adecuado del tiempo y organización. Por último también es importante la capacidad de realizar transferencia de lo aprendido a situaciones inéditas.

Elaborar una estrategia es un proceso reflexivo, que implica pensar lo más apropiado para cada uno en el abordaje del objeto de conocimiento.

A ser estratégico se aprende de a poco, y los docentes tienen un rol fundamental, comenzando por enseñar a leer, que aunque parezca algo obvio, muchos alumnos pasan la vista por el texto sin percatarse de su contenido pues no se concentran, o desconocen las palabras y no sienten la curiosidad de buscarlas en el diccionario ni de preguntar al maestro su significado. Tratan de responder las preguntas adivinando, o copiándose de un compañero, y alejándose cada vez más de la oportunidad de aprender a aprender.

Enseñar el para qué se necesita adquirir estas capacidades de autonomía en el aprendizaje, y de ser un educando estratégico, es la tarea más importante en la educación de un niño y de un adolescente. Recién cuando comprendan el para qué, surgirán los deseos de planear, de ordenar sus conocimientos, de regular sus tiempos y empezaremos el camino al éxito pedagógico.