Enseñar con música
La música otorga un marco agradable a las clases, y puede ser incorporada como estrategia didáctica motivacional, más allá de las horas especiales destinadas a enseñar Música como materia específica.
En la etapa preescolar es fundamental para acompañar los juegos, la hora de la merienda y la lectura de cuentos, e ir despertando la inteligencia musical, entre los distintos tipos de inteligencia que pueden cultivarse. En la etapa escolar, es un medio eficaz para evitar las clases que los chicos califican de “aburridas”.
Las clases, cuando no son expositivas, ya que en este caso distraería la posibilidad de escucha activa, acompañadas por música, pueden convertir al aula en un ámbito placentero y estimulante. Una música suave puede resultar el complemento ideal, para tareas de investigación, individuales o grupales; en las actividades de creación literaria; para clases de educación física; o de actividades artísticas.
La música suave reconforta el alma, pacifica, estimula la creatividad y la convivencia armónica.
Elegir la música adecuada dependerá del tipo de actividad, teniendo en cuenta el grado de concentración requerido. Preguntar por los gustos musicales del alumnado puede hacerlos sentir partícipes de la elección y tenidos en cuenta en sus preferencias individuales, pudiendo turnarse los estilos musicales de acuerdo a los gustos de cada uno, respetando el volumen adecuado para cada actividad, y el derecho de aquellos a quienes la música puede impedirles la concentración en las tareas.
Si hay alumnos que quieren realizar las tareas con música y otros no, puede permitirse el uso de auriculares.