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Ética del docente

Publicado por Hilda Fingermann

La ética del docente debe ser especialmente tenida en cuenta, tanto por parte de él mismo como de los directivos, quienes deben comprobar que quienes estén al frente del curso sean capaces de transmitir los valores que la institución escolar, trata de imponer en los educandos, haciéndose eco de los que la sociedad en la que se vive estima como positivos.

El docente debe por sobre todas las cosas ser ejemplo de lo que reclama en sus alumnos: ser puntual, prolijo en su vestimenta y aseo personal, respetuoso de los educandos y del mobiliario e instalaciones del colegio, debe conocer la materia que enseña, y si desconoce algún tema que sea de inquietud de los alumnos y que se relacione con el contenido escolar, debe admitir su ignorancia (el docente no tiene por qué saberlo todo, y será un ejemplo de humildad) invitando a investigar la cuestión por su parte, y por la de los alumnos.

Debe manejar un vocabulario adecuado al ámbito en que se desempeña, ser cordial, afectuoso pero cuidando las formas, estar abierto al diálogo y también a poner límites razonables en caso de que corresponda. No alzar la voz a menos que sea absolutamente indispensable (por ejemplo, si existe algún riesgo físico que se trate de evitar).

Debe brindar explicaciones sobre las calificaciones que efectúa, y justificar sus inasistencias. No debe discriminar a ningún alumno, ni colocarle rótulos, expresa ni implícitamente (no puede aprender, es incorregible, etcétera).

No se trata de que sea un superhéroe, sino de que cumpla sus funciones con responsabilidad y compromiso. Todo esto se logra fundamentalmente, cuando se posee vocación docente, pues cuando se hace una tarea con amor, esto se nota en los resultados.