Las horas libres en la escuela
No hay nada más ansiado por los alumnos que el hecho de que falte un profesor y tengan hora libre. Alejarse por un rato de las obligaciones y dedicarse a conversar con sus compañeros, jugar o simplemente no hacer nada. Sin embargo ese tiempo ocioso es de gran preocupación para padres, directivos, docentes en general y funcionarios públicos, ya que en una educación en crisis como la que se vive en estos días en muchos países, entre los cuales Argentina es un ejemplo, perder horas de clases es sumar un obstáculo más al gravísimo problema del aprendizaje.
En Argentina, las escuelas públicas y privadas, presentan un alto grado de ausentismo docente, y el reemplazo de ellos por otro agente de la comunidad escolar es complicado ya que todos tienen numerosas tareas que atender. Este problema es más alarmante en el nivel secundario ya que en primaria las horas libres en general se organizan de varias maneras: se reparten los niños en diferentes aulas, a directora les encomienda tareas, etcétera.
En el año 2011 en la provincia de Buenos Aires se dictó una resolución por la cual, obligatoriamente los docentes deben dejar tareas para que los alumnos realicen en caso de que no puedan concurrir por cualquier motivo. Si bien a veces los docentes dejan las tareas, difícilmente les sean entregadas a los alumnos para ser realizadas porque nadie se quiere hacer cargo de esa responsabilidad, que queda según la resolución en manos de los preceptores, bibliotecarios, miembros del equipo orientador o directivos, con la posibilidad de realizar otras actividades que fomenten la convivencia escolar o tratar problemáticas juveniles.
En general lo que sucede en la práctica es que los alumnos deambulan por el establecimiento en esas horas o se quedan en el salón bajo la vigilancia del preceptor pero sin hacer tareas; o ven alguna película, que es una de las soluciones más valoradas por los alumnos, y que podría ser muy útil si alguien se ocupara luego de realizar algún debate crítico.
