Miedo a los exámenes
Enfrentarse a una situación de examen suele ser muy estresante, especialmente para algunas personas con gran sensibilidad. Sentirnos juzgados, el temor a no recordar, a no poder establecer relaciones entre los temas, y el miedo inespecífico a “salir mal” o “pasar vergüenza” muchas veces tiende a paralizar, y es frecuente que muchos alumnos incluso desistan de presentarse, especialmente en el ámbito universitario. En otros casos el cuerpo da cuenta del problema (temblores, sudoración, dolores estomacales, taquicardia).
Lo primero que hay que comprender que siempre habrá otras instancias evaluatorias si uno sale mal, y si no nos presentamos ya es seguro que perderemos esa posibilidad. Hay que reforzar la confianza en uno mismo y eso en gran medida lo obtendremos dedicando a la preparación del examen el tiempo suficiente en cantidad y calidad. Es lógico que alguien esté nervioso si sabe que está mal preparado, y deja a la suerte el resultado. Pero sucede que hay alumnos que a pesar de haber estudiado mucho y saber el contenido a evaluar, sienten que no podrán sortear esa dificultad, la de ser evaluado.
Se pierde el temor a los exámenes cuando les quitamos dramatismo: nadie resulta ni herido ni muerto por salir mal en un examen, tampoco disminuye su valor como persona o debiera resentirse su autoestima: hay muchos factores que intervienen para determinar que alguien a pesar de haber preparado la materia, especialmente cuando es muy extensa, pueda salir mal. Lo más grave que pueda pasar es atrasarnos algo en nuestros estudios, no tener el promedio soñado que nos permita alcanzar algunas becas; pero en definitiva, poniéndonos nerviosos solo conseguiremos acrecentar el problema.
Es importante analizar objetivamente las causas que motivaron la desaprobación, y lo más aconsejable es no buscar culpas fuera de uno mismo, pues de lo contrario será imposible mejorar (me faltó tiempo, estuve abrumado por problemas y no me pude concentrar, no logré estudiar significativamente, etcétera).
Es recomendable comer sano y dormir bien en épocas de exámenes, estudiar en forma planificada, intentar técnicas de relajación (el yoga es muy recomendable) y erradicar pensamientos negativos (mentalizarse de que todo saldrá bien, teniendo fe en las propias capacidades).