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Alumnos con necesidades educativas especiales

Publicado por Hilda Fingermann

Cada vez son más los alumnos con necesidades especiales que se integran con éxito a las instituciones educativas generales, y culminan sus estudios sin mayores inconvenientes.

Por supuesto que necesitan un acompañamiento especial, que se adapte a cada caso particular. No es lo mismo un discapacitado motriz, auditivo, visual o una persona con síndrome de Down. Cada uno de ellos requiere un apoyo distinto, y en muchos casos un tutor especial que ayude y asesore al docente.

En general estos niños asisten a doble jornada, una en la escuela común, y en contra turno a la escuela especial, donde los apuntalan en sus debilidades, para que puedan acomodarse a las exigencias, sin sentir demasiadas presiones por sus particulares circunstancias. Estas escuelas están especialmente equipadas con material didáctico escogido de acuerdo a lo requerido por cada niño y personal especializado.

Además, es importante destacar que la tecnología ha jugado un papel crucial en la educación de estos niños. La implementación de software educativo, aplicaciones y dispositivos adaptados a sus necesidades, ha permitido que puedan seguir el ritmo de las clases y participar activamente en ellas. Estos recursos tecnológicos no solo facilitan su aprendizaje, sino que también les brindan una mayor autonomía y confianza en sí mismos.

Integrarse a la escolaridad común los vuelve más seguros, los incluye con el resto de la sociedad, pues en su vida no podrán ni deberán vivir en una isla; les enseña a dar lo mucho que tienen para brindar, pues en general se desarrollan otras capacidades para suplir las que faltan o se tienen en menor cuantía; y a pedir y recibir ayuda; lo que despierta en los compañeros también sentimientos solidarios y cooperativos.

En realidad, todos somos diferentes, y aprender a ver en el otro un ser con muchas posibilidades, y también con limitaciones, que todos tenemos, en mayor o menor grado, ayuda al crecimiento integral de los niños especiales y de los que no.

En las escuelas en que dicto clases, me ha tocado varias experiencias con niños sordos; y el resultado fue excelente. Los niños están totalmente integrados, se distraen mucho menos al no tener la interferencia del ruido, y solo hay que adaptar un poco las consignas de trabajo para que puedan responder a ellas con facilidad. Las pruebas objetivas, los trabajos de análisis de textos en cuadros sinópticos para completar, les son muy fáciles de realizar; y me ha resultado asombroso, descubrir su capacidad para la ubicación geográfica, aunque las dificultades se presentan más si se pretende que escriban largos textos expositivos. La colaboración y el acompañamiento de su maestra de apoyo fueron de suma utilidad.

La nueva Ley de Educación de la República Argentina del año 2006, le dedica a la educación especial su capítulo VIII (artículos 42 a 45) a la que califica de inclusiva, comprendiendo aquellas problemáticas que la educación común no puede abordar, asegurando su integración en la medida de las posibilidades de cada uno.

Se pretende que se detecten las problemáticas tempranamente, para poder trabajar en ellas y su integración desde el nivel inicial, estableciendo un trabajo en equipo entre los docentes de la escuela común y los especializados, y que se asegure la accesibilidad física a los establecimientos educativos.

Además de la detección temprana, es fundamental la formación continua de los docentes en educación inclusiva y adaptativa. Esto implica conocer las distintas necesidades educativas especiales, las estrategias pedagógicas más efectivas para cada caso y cómo evaluar de manera justa y equitativa a estos alumnos. Esta formación no solo beneficia a los alumnos con necesidades especiales, sino que enriquece la práctica docente y contribuye a una educación más inclusiva y diversa.