Belgrano y la educación

Belgrano ha trascendido en la historia como el padre de la bandera argentina y por su heroísmo en las luchas independentistas, pero su labor en pos de la educación es también notable, a tal punto que su generosidad le llevó a donar los cuarenta mil pesos que la Asamblea del Año XIII le adjudicó como recompensa por las victorias obtenidas en Salta y Tucumán, para la construcción de cuatro escuelas.

Estudió Derecho en España, donde se cultivó con los ideales liberales que provenían del movimiento revolucionario francés. Cuando ocupó el Consulado (1794) siguiendo las enseñanzas del Conde de Campomanes, fomentó la educación como modo de reactivación de la industria y el comercio. A fines del siglo XVIII creó dos escuelas, una de geometría y dibujo y otra de náutica. En 1810, con su impulso se fundó la Escuela de Matemáticas, destinadas a formar los oficiales del ejército militar.

Al igual que luego lo haría Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) maestro por excelencia, Manuel Belgrano (no menos importante en este ámbito) consideraba a la educación popular y gratuita, una herramienta imprescindible para el desarrollo de la patria, tanto de hombres como de mujeres, ya que solo mujeres cultas podrían criar ciudadanos virtuosos.

A diferencia de Sarmiento, Belgrano bregó por los derechos de los aborígenes. Redactó, durante su campaña al Paraguay, el “Reglamento para los indios de las Misiones” donde los equiparaba a los criollos en sus prerrogativas, especialmente considerándolos como hombres libres, y otorgándoles beneficios, tanto materiales (cesión de tierras) y liberación de impuestos, como en el aspecto educacional, ya que estableció que cada poblado debía poseer una escuela, de educación bilingüe (lengua materna y español). También otra diferencia con Sarmiento fue que consideraba importante que las escuelas impartieran educación religiosa.

Privilegiaba en los maestros el orden, la virtud, la humildad y el amplio conocimiento de las ciencias.