Creencias del docente
El docente no es una computadora al frente de la clase, es un ser sensible, que transmite sus conocimientos a los alumnos, los guía, los orienta en la búsqueda del saber, los ayuda a descubrir valores, a interactuar con sus compañeros de manera cooperativa y solidaria, les marca límites; pero en ello también incluye su personalidad, sus creencias, su modo de ver el mundo. Es imposible que existan dos docentes iguales, pues son todos diferentes como seres humanos, y eso también se percibirá en sus clases.
Podemos establecer enormes diferentes en una clase de Historia dada por un docente agnóstico y uno religioso; entre una clase de Matemática dada por un docente tradicional y otro creativo; o una clase de Geografía expuesta por quien conoce empíricamente los lugares que enseña que el que los ha aprendido de un manual. Esto no significa una valoración positiva o negativa de unos u otros, simplemente se percibirá la diferencia.
En cuanto a las creencias, o sea lo que aceptamos como verdadero sin haberlo comprobado más que con algunas experiencias previas, todas las personas las tenemos, y los docentes no escapan a ello. Son en general, inconscientes, y muchas veces limitan o mejoran nuestra actividad, perjudicando o beneficiando a los educandos. Ejemplos: cuando creemos que este alumno o este grupo no es capaz de aprender alguno de los contenidos del currículo, y entonces omitimos ese tema “porque es muy difícil”, en lugar de buscar otra estrategia pedagógica; o por el contrario, cuando creemos que un alumno es muy creativo, y estimulamos su imaginación; respectivamente. Es por ello que las creencias positivas deben imperar en un buen maestro. No debemos dar como seguro que estos alumnos no pueden aprender porque no lograron hacerlo tras uno o dos intentos; tal vez tengan otro tipo de inteligencia, dentro de las múltiples que poseemos, o la clase no fue motivadora, o hubo algún elemento distractor, etcétera.
Algunos docentes creen que para ser respetados deben tratar a sus alumnos con distancia, sin generar un lazo de confianza y de diálogo. Otros creen que los alumnos que pertenecen a familias de padres no escolarizados, no pueden realizar tareas en el hogar pues no cuentan con la guía de un adulto, y entonces, retardan su proceso de aprendizaje, etcétera.
Animarse a enfrentarse con sus propias creencias, intentar una y otra vez generar oportunidades para crear una generación libre, educada y sin prejuicios; hace a la responsabilidad de un buen docente, que debe apostar a sus creencias cuando sean positivas y erradicar las negativas. Siempre en docencia se puede hacer algo más.