Culturas estudiantiles

Entendiendo la cultura como el conjunto de tradiciones, lenguaje, costumbres y valores de un grupo social, las culturas estudiantiles juveniles combinan lo propio de su edad con un lenguaje, expresiones y modas que los caracterizan y lo que se deriva del mundo adulto que los rodea, que impacta en ellos a través de sí mismos y de sus familias en lo político-económico.

Los jóvenes están buscando conformar su identidad y diferenciarse del mundo adulto, por eso usan palabras y expresiones que les son propias, se tatúan el cuerpo o se pintan el cabello de colores. Pero además, reciben a través de sus familias las consecuencias de los cambios que ellas afrontan, como pérdidas de empleo, problemas con el sistema de salud, suba de impuestos, lo que altera la armonía familiar y eso se expresa en determinadas conductas escolares no deseadas. La violencia que se vive en las casas, en la calle y la que se ve a través de los medios de comunicación masiva, también repercute en forma desfavorable en la cultura escolar, que replica esa violencia entre compañeros, hacia los docentes o contra el mobiliario o la infraestructura escolar.

La cultura escolar integra realidades dispares con la singularidad de cada niño o adolescente que si bien comparte ciertas problemáticas comunes, vivencia de un modo particular cada situación escolar de acuerdo a su propia cultura familiar. La riqueza del vocabulario y el incentivo familiar que tengan creará enormes diferencias en cuanto a los conocimientos previos. Esta heterogeneidad de sujetos que asisten a la escuela, en especial a la escuela pública enriquece en cuanto al reconocimiento del otro como distinto pero igualmente valioso, pero también tiene un lado negativo, y es que conviene estar atento a las discriminaciones que frecuentemente aparecen basadas en prejuicios culturales instalados en el seno de toda la comunidad. Estas diferencias tan marcadas que ocurren en la escuela no son tan comunes en otros ámbitos, ya que compañeros de trabajo que comparten un mismo oficio o profesión generalmente poseen pautas culturales comunes.

Es por ello que en la planificación educativa no puede hablarse de enseñanza de contenidos o estrategias globales, sin atender a las singularidades de los estudiantes, lo que a veces se hace difícil en aulas superpobladas.