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Motivación intrínseca

Publicado por Hilda Fingermann

La motivación intrínseca es la que nace del propio educando y su deseo de saber, de profundizar sus conocimientos, de mejorarse y perfeccionarse como alumno y ser humano integral. La diferencia con la motivación extrínseca es que ésta última trata de que el sujeto se preocupe por estudiar, hacer sus ejercitaciones, acuda puntualmente a clase, atienda y participe, por un estímulo externo, por ejemplo lograr una felicitación, aprobar el curso, evitar un reto o una mala nota, etcétera.

Seguramente el que emprenda su camino llevado por la motivación extrínseca tratará por todos los medios de conseguir los premios y evitar los castigos, y esto lo llevará a aprender, pero es posible que no lo haga significativamente, pues por ejemplo, memorizando pueda igualmente alcanzar los objetivos externos propuestos. Sin embargo, quien no estudia por la nota o por lo que el profesor piense de él, se fortalecerá en su autoestima, en su confianza, aprenderá a pensar y seguramente se convertirá en un estudiante autónomo.

Sin embargo, la motivación intrínseca es en general estimulada por el medio en que el niño o adolescente se está formando. Si advierte que en su círculo íntimo familiar y/o de amigos, se privilegia el conocimiento, el bagaje cultural; observa que leen, que discuten sobre temas de actualidad, y que cada uno argumenta en forma sólida sus opiniones, es probable que desee integrar ese grupo, capacitándose y aprendiendo. Un niño que se desarrolla en un ámbito donde los valores son más materiales que intelectuales, preferirá seguramente alcanzar sus metas académicas de un modo más práctico, menos esforzado, esperando reconocimientos materiales, como está acostumbrado a observar en el contexto social en que vive.