Educación técnico profesional
Según el artículo 38 de la nueva Ley de Educación argentina (único que integra el Capítulo VI) la educación técnico profesional constituye una modalidad que integra la educación secundaria y superior, tanto de establecimientos gestionados en forma pública o privada, para formar técnicos medios y superiores en determinadas áreas, que son muy variadas dentro de la producción tanto de bienes como de servicios, comprendiendo tanto la enseñanza y aprendizaje de la teoría como de la parte práctica, y la investigación.
La finalidad es formar personal capaz y responsable, imbuido en valores, habilidades y conocimientos, para influir en el desarrollo cultural y productivo de la nación, con sentido práctico.
En el contexto actual, donde la tecnología y la digitalización están en constante evolución, la educación técnico profesional adquiere un papel aún más relevante. Se busca que los estudiantes adquieran competencias que les permitan adaptarse a los cambios en el mercado laboral y responder a las demandas de la sociedad digital. Por lo tanto, se enfatiza la necesidad de incorporar en la currícula elementos relacionados con las nuevas tecnologías, como la programación, la robótica o la inteligencia artificial.
La misma Ley Nacional de Educación, remite a las normas específicas de la ley que regula este tipo de educación secundaria y superior, no universitaria que es la 26.058 del año 2005 (la Ley de Educación Nacional es de 2006). Son fines de esta ley, establecer los lineamientos de una política común para todo el territorio nacional, respetando las diferencias regionales, creando prácticas profesionales, y generando oportunidades laborales.
La educación técnico profesional aparece como un elemento fundamental para promover la inserción social, crear conciencia de la necesidad de lograr un desarrollo sustentable y capacitar sobre los derechos laborales. Esta orientación específica no debe descuidar la formación integral de los educandos, y tender hacia la capacitación continua e innovadora.
Además, la educación técnico profesional debe fomentar el espíritu emprendedor de los estudiantes. Para ello, es fundamental que se les enseñe a identificar oportunidades, a desarrollar proyectos y a gestionar recursos. De esta manera, se contribuye a la creación de empleo y al desarrollo económico del país.
A través de convenios con las empresas debe existir la posibilidad de realizar prácticas, que pueden realizarse en el establecimiento educativo o en la empresa, en este caso, garantizándose la seguridad de los alumnos de modo especial, por parte de los docentes, sin interés económico de ninguna de las partes y sin ocuparse a los educandos en reemplazo de los empleados.
Los títulos otorgados tendrán validez nacional, determinándose el alcance de la habilitación profesional que otorgan.
No cabe duda que el país espera mucho de esta capacitación técnica, pues asegura un futuro prometedor y una salida laboral rápida. Es preciso que los objetivos de la ley se cumplan en la práctica, con docentes capacitados en forma comprobada, en la transmisión de saberes teórico-prácticos, con estrategias adecuadas y con convenios con empresas, que cumplan realmente la misión de enseñar.