Alumnos con dislexia
Antes de comenzar a abordar las medidas que debemos tomar los docentes cuando observamos que los alumnos presentan problemas al leer, daremos algunas nociones generales de lo que es la dislexia y como diferenciarla de otros problemas que se manifiestan de manera similar.
Quienes presentan problemas para leer tal vez se deba a que tienen dificultad para ver o no se los haya estimulado lo suficiente o en forma adecuada; o tengan un coeficiente intelectual bajo, o sean distraídos, pero nada de esto es dislexia. El disléxico intenta leer, ve perfectamente el texto, tiene deseos de leerlo, su inteligencia es normnal, pero no puede. Responde a múltiples causas, como mal funcionamiento neurológico, lesiones en el cerebro, factores genéticos, falta de adaptación al ámbito escolar, falta de conciencia fonológica, problemas emocionales, etcétera.
Al no leer correctamente, la comprensión lectora es escasa o casi nula, y esto repercute negativamente en su rendimiento escolar, que podría ser mucho mayor si pudiera resolverse la dificultad.
No debe confundirse con la disortografía, que se evidencia en problemas al escribir, aunque a veces ambas problemáticas se encuentren unidas en un mismo educando.
Las maestras y los padres deben estar atentos ya desde los tres años, para observar si el niño habla, pronunciando las palabras con dificultad, tratando de corregirlo pero sin preocuparse aún, pues el niño no sabe leer, problema que aparece cuando ingresa a la escuela primaria y no pueden asociar las letras o grafemas con los sonidos o fonemas, los invierte, se saltea o añade letras o sílabas, une palabras o las desarticula, se saltea líneas, cambia una o varias letras por otras y/o no comprende lo que lee al no poder automatizar la lectura, y dedicar todo el esfuerzo en decodificar el texto. Esto traerá asociados problemas en todas las áreas del aprendizaje al no poder interpretar consignas ni textos, entre otros, literarios, históricos o científicos. A medida que la complejidades del material de lectura aumenta, crece proporcionalmente el problema, y los profesores de la escuela secundaria deberán buscar otras estrategias, como trabajos grupales, para que otro estudiante lea, mientras él subraya o busca las ideas centrales; darle más tiempo para hacer las tareas, pero nunca hacerle sentir que no puede hacer lo que otros sí. Tal vez con más tiempo, con algunos errores, debiendo rehacer su tarea, pero debe sentir que puede lograrlo.
La tarea del maestro es descubrir que el niño tiene un problema asociado a la lectura, estimularlo haciéndole leer textos cortos, con palabras que le resulten familiares y de contenido interesante para su edad, poemas con rimas, historietas, trabalenguas graciosos, etcétera, para derivarlo si no se notan progresos, a los profesionales correspondientes, pues cuanto antes se diagnostique y se trate, existen mayores posibilidades de corregirlo, ya que a partir de la pubertad es mucho más difícil. La clave está en practicar mucho la lectura en voz alta, ya que en general, como el niño sabe que lee mal, se resiste a ello por temor a las burlas, y esto acrecienta la dificultad. Una solución es hablar con los padres para que le hagan practicar lectura en su casa o en algún rato en que la maestra no esté con otros niños.