Técnica de resolución de problemas
Hablar de problema significa aludir a un obstáculo, a una incompatibilidad, a una falta de conocimiento, que es pensado por alguien en busca de hallar una solución, pues el problema se interpone entre quien lo percibe y el objetivo a alcanzar.
Cuando el profesor le plantea un problema al alumno le otorga un desafío, el de resolverlo si quiere conseguir el resultado. Invita al alumno a la reflexión. En este proceso, el papel del profesor es crucial, ya que debe guiar al alumno en su camino hacia la solución, proporcionándole las herramientas necesarias para que pueda enfrentarse al problema con éxito.
Los problemas deben ser presentados en forma gradual, en los primeros años deben ser muy sencillos para ir añadiendo progresivamente complejidad,, hasta llegar en etapas avanzadas de escolarización a formular teorías de tipo científicas. Es importante que el alumno entienda que la resolución de problemas no es un proceso lineal, sino que puede implicar varios intentos y enfoques diferentes hasta encontrar la solución correcta.
Cuando hablamos de problemas no nos referimos solo a los que puedan plantearse en Matemática o Física, sino también Ciencias Naturales o Sociales. En cada una de estas disciplinas, la resolución de problemas puede tomar formas diferentes, pero siempre implica un proceso de pensamiento crítico y creativo.
Para resolver un problema se deben recorrer diversas fases:
La primera es el reconocimiento de la situación problemática, donde el obstáculo es percibido como tal, pues el camino hacia el fin está obstaculizado, y ese escollo no puede ser removido con conductas habituales. En esta fase, es esencial que el alumno se tome el tiempo necesario para comprender realmente cuál es el problema y qué es lo que se le pide que haga.
Lo segundo consiste en aclarar el problema, para lo cual debe planteárselo usando los datos que conocemos, el objetivo que queremos alcanzar y los recursos con los que contamos. Aquí, el alumno debe ser capaz de identificar y organizar la información relevante y descartar la que no lo es.
Como tercer paso debe plantearse una, o mejor varias hipótesis resolutivas, que son respuestas sugeridas, suposiciones, que nos muestren un curso de acción y que surgen por experiencias previas o conocimientos teóricos ya adquiridos significativamente, o indagados en diversos textos, que le permitan aplicar lo ya conocido o descubierto, a una situación novedosa.
A posteriori se requiere que dicha hipótesis sea verificada, por observación, razonamiento deductivo o experimentación, valorando los resultados obtenidos. Esta es una etapa crucial en la resolución de problemas, ya que es donde el alumno pone a prueba sus ideas y ve si realmente funcionan. Si la hipótesis es correcta, el problema se resuelve. Si no, el alumno debe volver a las etapas anteriores y probar una nueva hipótesis. Este proceso de prueba y error es fundamental para el aprendizaje y desarrollo de habilidades de resolución de problemas.