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Deserción de estudiantes universitarios

Publicado por Hilda Fingermann

La deserción de estudiantes universitarios alcanza cifras alarmantes especialmente en sistemas de ingreso irrestricto, como ocurre en Argentina. En las que cuentan con ingreso restringido, los alumnos quedan fuera del sistema por razones económicas (altas cuotas) o de falta de aptitudes, medidas a través de exámenes eliminatorios y desempeño pre universitario, en algunos casos.

Permitir a todos los egresados del nivel secundario acceder a la universidad no garantiza que ellos se reciban, ya que el índice de abandono durante el primer año, como dijimos, es muy alto.

El cambio en la manera de enseñar, y los nuevos métodos que deben usarse para aprender, donde se supone, a veces en forma errónea, que el alumno ya ha alcanzado cierta autonomía, y el profesor se limita a indicar el material de estudio o a explicar rápidamente el tema, remitiéndolos a la investigación, hace que los alumnos se desorienten al perder al profesor guía, cómplice de sus problemáticas, al que les dictaba lo que tenían que estudiar o les explicaba los temas varias veces si no habían comprendido o prestado atención.

La falta de aprendizaje de técnicas de estudio, especialmente la escucha activa, la toma de notas, el subrayado y la síntesis, dificultan mucho la tarea, y los deja en situación de desamparo, además de que a pesar de que muchas universidades son gratuitas (por ejemplo en Argentina) los alumnos deben trabajar porque sus padres ya no pueden seguir manteniéndolos, porque ellos desean una independencia económica o para poder comprar libros u otros materiales de estudio.

Se dice que las universidades necesitan y demandan excelencia, y eso es verdad, pero ésta se logra dejando fuera del sistema a muchos alumnos, que llegan sin las herramientas suficientes dentro de un sistema que les da demasiadas facilidades en el nivel secundario, para luego exigirles lo que corresponde (que es demasiado comparado con el ciclo anterior), y la brecha es demasiado grande.

No significa que se deba exigir tanto en el secundario que los alumnos abandonen sus estudios, pero sí de que aprendan a estudiar, que comprendan que las cosas se consiguen con esfuerzo, que copiarse es solo un recurso provisorio pero sin futuro, que un título de bachillerato conseguido con manipulaciones y estrategias mentirosas, no sirve, pues no prepara para la vida, ni para posteriores estudios ni para el trabajo; pues si bien se puede conseguir ingresar en el sistema educativo o laboral, exhibiendo esa constancia, la permanencia será por muy poco tiempo. A veces se les brinda a los estudiantes, aprobándolos dadivosamente, una falsa ilusión de que saben lo que no saben, lo que no tarda demasiado en convertirse en frustración.