Educación y redes sociales
Las redes sociales ofrecen en materia educativa enormes posibilidades y también peligros. Tanto Facebook como Twitter gozan de gran adhesión por parte de niños y adolescentes y hacen que la escuela se incorpore tecnológicamente al progreso y a los gustos de los jóvenes, que encuentran allí un medio de socialización masivo.
Estas redes nos permiten compartir deseos, esperanzas, culturas y conocimientos entre lugares tan distantes que sería muy difícil poder hacerlo en forma real. Incluso entre personas que residen en la misma ciudad, es mucho más cómodo poder comunicarse por este medio, tanto entre compañeros como entre docentes y alumnos. A través del chat, de los foros y de videos, las clases pueden continuar más allá de la jornada áulica en forma distendida y amena, afianzando los lazos personales y los saberes, pudiendo disfrutar de la comodidad del hogar y de la guía del maestro que ahora comparte sus mismos códigos, pero puede advertirles sobre qué sitios son confiables y cuáles no. Lo importante es que lo virtual refuerce lo dado en la clase y viceversa en constante retroalimentación, y contribuya a que los alumnos adquieran autonomía académica y se adapten a las nuevas competencias que se espera que ellos posean a nivel tecnológico y cooperativo.
Trabajar en grupos en horario extraescolar era muy difícil antes de las redes sociales, por la dificultad para reunirse si vivían lejos unos de otros. Hoy pueden organizar el trabajo, debatirlo, compartir información solamente con conectarse a la red, y hasta relacionarse culturalmente con niños de otras instituciones del país y del exterior.
Si bien esta ventaja es innegable, las redes sociales también son usadas por muchos alumnos para discriminar a sus compañeros y para subir videos que comprometen la intimidad de los estudiantes o profesores. Los docentes deben entre sus deberes, enseñar a los alumnos sobre el uso responsable de las redes sociales.