Obligaciones de los padres en la escuela
La escuela y la familia son dos instituciones con profundas relaciones, que contribuyen a formar o a deformar a un niño. Éste debe recibir en ambas un mensaje uniforme, valores compartidos, metas comunes, de lo contrario se confundirá y nada le resultará creíble. No es malo que el niño cuestione, lo negativo es que la contradicción no surja de su propia mente, sino de los que se le muestran como referentes.
Además, la escuela puede hacer muy poco si no recibe el acompañamiento del hogar. Si en éste no se pregunta nunca al niño qué hizo en la escuela, qué tareas tiene, qué aprendió, seguramente lo interpretará que asistir al establecimiento educativo no es importante, y desaparecerá la educación escolar de la lista de sus prioridades.
El caso opuesto tampoco es bueno. Padres que todo el día están preguntando a sus hijos por lo que hicieron en el colegio, o reclamándoles que estudien, sin permitirles tiempo para el ocio o la recreación, en general forman niños que ven en la escuela la causante de su falta de libertad, el estorbo que les impide ser felices, y se resistirán a estudiar o a concurrir a la escuela; o por el contrario, si son muy sumisos, se dedicarán por entero a las tareas escolares, sintiendo culpa si disfrutan de un buen momento placentero.
Como todo, el justo medio es lo recomendable.
La Nueva Ley de Educación en la Argentina (2006) reconociendo la importancia de los padres en la escuela, establece sus deberes en el artículo 128: Hacerlos concurrir a la escuela, cumplimentando su educación obligatoria (nivel inicial, primario y secundario) salvo por razones de fuerza mayor; realizar un seguimiento de los estudios de su hijo y apoyarlos; respetar ellos mismos y obligar a sus hijos a que respeten las normas escolares, a las autoridades pedagógicas y los derechos de todos quienes conviven en el establecimiento.